El silencio final lo dijo todo. Ni reproches, ni insultos, apenas unos tímidos aplausos. El Barrio Cabot mudo fue una postal que lo decía todo y es que la campaña de 37 puntos en el Oficial no alcanzó para esquivar la dolorosa caída al descenso directo. Terminar tercero en la tabla y saber que el destino ya estaba marcado, le dio otro doloroso morbo al triunfo ante Atlético Unión por 2-1. Porque no muy lejos, en la calle Sargento Cabral, Desamparados también había ganado y con eso, por más que hubiera ganado mil a cero, Arbol Verde descendía. Dolió porque el equipo de Alejandro Murciano, tal vez levantando las banderas que no hace mucho lo pusieron al Arbolino entre los mejores de San Juan, se hizo fuerte en la adversidad y definió casi todo en los primeros 20’ de juego. Allí, lo presionó a Unión, le metió dos goles con Fabio López primero y con José Luján, después, para hacer lo que tenía que hacer: ganar. Era una pelea desigual, porque en Colón, Desamparados también ganaba y tal vez por eso, el aliento incondicional de la hinchada arbolina empezó a silenciarse lentamente. En el segundo tiempo, Unión y el atrevimiento de sus pibes como Celan, Verón y Décimo, emparejaron el trámite. El Azul fue y lo buscó. Tuvo sus chances pero no pudo descontar hasta el final cuando Verón puso el 1-2 definitivo. Arbol Verde había hecho lo que tenía que hacer y sólo le quedó esperar un milagro que no fue porque Sportivo ganó y mantuvo ese puntito de ventaja que lo condenó. Llegó el final y empezaron a multiplicarse las postales de la amargura. Ver llorar a Adrián Sánchez, uno de los ídolos del Arbolino, a un costado de la cancha, o mirar como los hermanos Funes se consolaban mutuamente sabiendo que todo su amor por el club no había alcanzado, lo decía todo. Se había ido al descenso uno de los grandes de San Juan. Especial por su cancha, su gente y su estilo. Ese que fue capaz de pelear varios campeonatos con equipos que quedaron en su historia como aquel de Salvador Spadano donde brillaban López Abaca, Julio Castañares, Julio Navarro y Duilio Costa. Arbol Verde fue eso. Puro corazón y esta vez, en una pelea contra el pasado reciente en el que regaló demasiados puntos, no le alcanzó. Luchó hasta el final. Cayó de pie. Como los grandes.
Fue el triunfo más amargo
Arbol Verde venció por 2-1 a Unión pero no le alcanzó para esquivar el descenso directo después de 16 años.

