Hubo emoción de principio a fin. Fue un partido tensionado, jugado con alma y corazón, al que la multitud, que colmó las tribunas siguió comiéndose las uñas.

El “Vendéspace” estuvo como nunca antes. Inclusive superó por largo la asistencia al día inaugural. Así vivió Francia el partido final del Grupo B.

La gente quedó helada a los 2 minutos, cuando Pinto le dio forma a una corajeada y abrió el tablero. Francia lo sintió. Sus jugadores se pusieron nerviosos y empezaron a jugársela en un ida y vuelta peligrosísimo por los contragolpes angoleños.

Los africanos, por el contrario, siempre se mostraron tranquilos. El sanjuanino Martín Payero se convirtió en el eje por el que se movió todo Angola. Pases precisos y en velocidad dañaron a la defensa local.

Y Francia, a su vez, fue y fue. Cada vez que quitó la pelota, pasó al frente sin pensarlo. Con más ganas que ideas. Los dos tuvieron chances pero hasta el descanso no hubo variantes.

El complemento siguió a pura emoción. Los franceses intensificaron su ataque hasta que a los 10’ David pudo con todo su orgullo y empató ante el delirio general. El estadio se convirtió en un hervidero. Y el local siguió mandando. Por eso a los 17’ en otro ataque voraz, el dueño de casa consiguió el gol que le daría la clasificación a cuartos. Lo hizo Weber y los angoleños no entendían nada.

Lo que quedó fue emoción a granel. El Negro Payero falló en un libre y enfrente Di Benedetti lo convirtió. 3-1 y cuenta cerrada. Ahora Francia, el local, jugará contra Argentina.