Es una enciclopedia viviente del fútbol, no sólo de la preparación física donde es un especialista, sino del detrás de escena de los cracks que llegaron a la selección Argentina desde que José Pekerman se hizo cargo de las juveniles en 1994. Se trata del preparador físico Gerardo Salorio (50 años), quien está en la provincia promoviendo el proyecto Apertura Interior, que formó desde el año pasado con el aval del presidente de la AFA Julio Grondona, y que busca jóvenes talentos en el interior del país (ver aparte).
Salorio, quien es empleado de AFA desde hace 15 años, conoció de cerca a los Riquelme, Tevez y Messi, entre otros cracks, y por eso es palabra autorizada para hablar, por ejemplo, de la pelea entre el diez de Boca y el actual DT de la selección Mayor. "Román es Román. El Negro (así lo llama cariñosamente) es un tipo especial. Es más bueno que la gaseosa light y por eso no entiendo todas las cosas que se dicen de él. A Román le gusta que le vayan de frente y cuando no es así, se te planta y te dice lo que él piensa", remarca y agrega sobre los motivos que lo llevaron a la renuncia a la albiceleste: "A Riquelme le gusta que le digan las cosas en privado. No para que lo escuche todo el mundo. Tiene códigos, como por ejemplo también los tiene Tevez, aunque son distintos".
El preparador físico de la selección de Pekerman en el Mundial pasado habló de cómo ve esta selección actual de Diego: "Argentina va a clasificar, porque un Mundial sin nosotros es imposible. Soy optimista en lo que pueda hacer. Espero que le vaya bien".
Justamente sobre la experiencia que le tocó vivir hace tres años en Alemania, reconoció que "teníamos todo para ser campeones. El plantel estaba bien, contento. Pero en el fútbol la suerte juega un papel clave. A nosotros nos faltó justamente esa suerte del campeón en el partido con Alemania".
Con tanto jóvenes que pasaron por sus manos, Salorio da la receta imaginaria para llevarse bien: "No hay que ser amigos de los jugadores, porque uno es el jefe de ellos, no el compinche. Te podés llevar muy bien, pero con distancia. Por ejemplo, en un Sudamericano juvenil implementé que por cada minuto de tardanza en un entrenamiento correspondía pagar un dólar. Juntamos 1.500 e incluso yo llegaba a propósito tarde para demostrarles que las reglas están para todos".

