No hubo milagro. Hubo realidad. Y Desamparados volvió a quedarse con las manos vacías en el tramo final del Argentino "A" porque tras una enorme reacción del segundo tiempo y del coraje para enmudecer al estadio de Río Negro, no le alcanzó para forzar una esperanza más. Fue derrota por 3-1 frente a Cipolletti en Río Negro y ahora, comenzará un barajar y dar de nuevo para tratar de recuperar otra vez la ilusión. El golpe final se lo dio el conjunto rionegrino que, repitiendo la contundencia del miércoles pasado en San Juan, llegó y golpeó en los momentos justos. Sportivo volvió a mostrar su falta de gol pero regó en la cancha todo el amor propio de un equipo que intentó torcer su destino pese a todas las adversidades. El gol, esa anemia ofensiva, fue terminante para sellar la historia de otra frustración puyutana.
En el comienzo del partido, la iniciativa, la pelota y la actitud fueron de Sportivo que sacó pecho en Cipolletti. Así, el equipo de Magistretti se adueñó de lo mejor del partido pero otra vez pecó de inofensivo. Antes de los 10′ generó dos ocasiones pero perdonó y claro, Cipolletti no tuvo piedad y en la primera que tuvo llegó al gol con Hugo Prieto que la acomodó con la mano y luego definió.
Sportivo reaccionó y se le fue otra vez encima al dueño de casa pero no supo resolver y lo volvió a pagar carísimo cuando Larenas definió una contra sensacional para llevar el marcador 2-0 favorable a Cipolletti.
En el complemento, los cambios le cambiaron la cara a Sportivo. Tanto, que a los 30 segundos, llegó al descuento a través del recién ingresado Tomás Salinas y desde ahí fue un vendaval contra Cipolletti. Molina, Medina, Lucas Ceballos y Gustavo Pereryra tuvieron la chance del empate pero no entró. Sportivo, de tanto ir, se desprotegió atrás y con uno menos tras la expulsión de Juan Sosa, lo pagó con el 3-1 en otra contra de Cipolletti. No hubo espacio para más. Sportivo, reptiendo esa anemia ofensiva que fue su condena, cayó de pie. A lo grande. Esta caída tiene consecuencias y desde ya empieza un replanteo necesario en Puyuta, vestido de una enorme autocrítica.

