Una locura que por varios momentos de la tarde, rozó el descontrol. El clásico por las Eliminatorias Sudamericanas entre Argentina y Brasil, comenzó a vivirse desde ayer: entre 15 y 20 mil hinchas se agolparon en El Villicum y fue tanto el desborde, que debieron adelantar la venta de tickets que se vendían desde anoche al cierre de esta edición.

Un desborde. En el control de Campo Afuera, los hinchas corrían buscando sacar alguna ventaja. Más de 15 mil personas se dieron cita y teniendo en cuenta que se vendían dos tickets por persona, muchos se fueron sin su ticket.

A pesar de la prohibición de hacer fila por la veda electoral (estaba previsto que la fila se habilitara a las 21 de ayer), los hinchas comenzaron a llegar a primera hora de la mañana. El primer control policial estaba en Campo Afuera y desde ahí comenzaron a enfilarse los vehículos por un lado, y el público a pie por otro. A medida que pasaban las horas, los fanáticos de todo el país, se multiplicaba por miles, tanto que cerca de las 19 la fila de autos se extendía unos 7 kilómetros.

Teniendo en cuenta que serían 18 mil entradas que se iban a vender y la cantidad de gente que ya se daba cita, el temor a quedarse sin su ticket llevó a que el ánimo de los hinchas se fuera alterando y muchos intentaban avanzar. La Policía hacía lo que podía. La orden era no avanzar, pero era tanto el fervor de los hinchas que comenzaron a hacer pasar por grupos a la gente pero los autos no se enfilaban y avanzaban en filas de a tres o cuatro vehículos, muchas veces rozándose entre sí. Y quienes estaban a pie, mostraban su descontento por querer avanzar, pero cuando se habilitó el paso comenzaron las corridas queriendo sacar algún tipo de ventaja.

"Hemos tratado de hacer distintos filtros pero el paso de las horas enardeció los ánimos del público y los estamos conteniendo. Hemos tenido que reforzarnos", comentó el jefe de Policía, Luis Martínez. Es que a los 100 efectivos afectados, a las 20 se le sumaban más policías de distintas reparticiones. A pesar de los empujones e insultos, las autoridades nunca reprimieron y trataron de calmar los ánimos de la multitud. En el segundo pulmón, en el Parque Industrial, otra vez problemas por el amontonamiento y el descontrol. Familias enteras y de distintos puntos del país resistían en la muchedumbre buscando mantener su lugar hasta que cerca de las 22 llegó la calma cuando les avisaron que a las 23,45 se habilitaba la venta. Hasta el cierre de esta edición se vendían los tickets que, seguramente y por la cantidad de gente, todo indicaba que se agotarían en pocas horas.