A los 35 años, Federico Molinari, el gran crack de la gimnasia argentina de los últimos tiempos, escribió en los Juegos Panamericanos de Lima un nuevo capítulo brillante para su trayectoria con un bronce inesperado y con un pedido de casamiento para su mujer.

"Yo pensaba, si hoy gano una medalla, quiero hacer algo importante en mi vida, y le quiero preguntar a mi mujer si se quiere casar conmigo". Ahí nomás vino el abrazo con Julia, la madre de Valentino y Ciro, los hijos de ambos, que le dio el sí al aire.

 

 

"Las competencias en gimnasia son difíciles. Cualquier error te saca del podio. No podés relajar. Era impensado lograr a los 35 años la medalla más importante de mi vida. Este es el reflejo del trabajo de mucho tiempo. Esta medalla también es para Julián (Jato, su discípulo, que se lesionó en su primer día de competencia), que es un gran luchador y que pronto volverá a estar compitiendo. Soy muy feliz. Esta medalla, seguramente, la estarán disfrutando mi mamá y mis hijos en San Jorge", sostuvo Molinari luego de la ceremonia de premiación, donde aprovechó para pedirle matrimonio.

Con una puntuación de 14,066, Molinari -que en estos juegos se dio el gusto de competir junto a Julián Jato, su alumno 16 años más joven- alcanzó el tercer puesto de la competencia, ganada por el mexicano Fabián De Luna (14,500) y con Plata para el brasileño Arthur Zanetti (14,400). Algo más atrás terminó el otro finalista argentino, Daniel Villafañe, con 13,633.

Molinari, que en 2012 protagonizó el gran hito de su carrera al llegar a la final de anillas en los Juegos Olímpicos de Londres, consiguió entonces este martes su primera medalla en Juegos Panamericanos.

"Cambié la alimentación. Peso dos kilos menos que en Londres 2012. Antes era una bestia por la fuerza que tenía. Ahora trabajo con mi peso y me sentí mucho más cómodo. El esfuerzo y el sacrificio valieron la pena", contó en diálogo con TyC Sports.

El gimnasta, que supo participar de una apertura del "Bailando" en televisión y del espectáculo "Stravaganza", de Flavio Mendoza, había llegado a Lima consciente de que jugaba tiempo de descuento en su historia deportiva. "Mi carrera se extendió por demás", le admitió a Clarín hace unos días. Y sin embargo, aún cuando ve de cerca el ocaso, le tocó vivir uno de sus momentos más brillantes.