
Los chinos no se parecen en nada a los argentinos. No sólo que son razas distintas, sino que por costumbres, creencias y desempeños, a cada uno le parece una extraña forma de vida del otro.
Desde que estos corresponsales llegaron a Nanjing no paran de sorprenderse por todo. Los chinos tienen un concepto extraño en el volumen de su habla. Les encantan los gritos. Es su forma de hablar con los otros. Igual, son de irritarse por todo. Entonces a medida que avanza un desentendimiento, los gritos van subiendo de tono hasta convertirse en insoportables. Como todos, esa supuesta ira tiene una acción que la contrarresta: gritar a la altura de ellos. Sólo de esa manera entienden que pueden estar equivocados. Porque raramente reconocen algo. Son tremendamente estructurados. Si la orden dice que tienen que ir por ese camino, ellos no se separan de ese camino. Otra tremenda diferencia es la forma que tratan a las mujeres. Hay casos en los que inclusive hemos visto un manifiesto maltrato, a punto tal de darles empujones que pueden terminar en caídas. Y, al parecer, esto está aprobado, porque los policías u otros hombres que estaban cerca no hicieron absolutamente nada y, cuando se acercó un argentino, por ejemplo, hasta lo miraron feo.
Al parecer los chinos no son resentidos. Miran a los ojos de frente y en la mayoría de los casos tienen una sonrisa preparada. No todos son simpáticos pero tampoco hay personas que miren con desconfianza o de mala manera. En cuanto a su religión, también existen diferencias abismales. Practican el budismo, el taoísmo, el confucianismo y la religión tradicional china. Sin embargo, una gran mayoría de la población no se identifica con ninguna religión. Son personas espirituales sin religiones.
Son conversadores al máximo, pero entre ellos. Para el trato con los extranjeros no están muy preparados. Es que cada cien chinos sólo el 5 por ciento entiende algo de inglés. De español nada. No conocen nada de Argentina. Ni siquiera, como en otros lados, nombrando a un personaje como Messi o Maradona. Sólo asienten cuando uno les nombra América. Tal vez porque lo relacionan con Estados Unidos.
