Todo es marca registrada en el Barrio Cabot. Desde las banderas hasta la propia FM que transmite los partidos del Verdolaga. Ni hablar del equipo que dirigido por el exarquero Alejando Murciano se va abriendo camino con su sello en el Torneo Federal C. Sin que nadie diera un peso, Arbol Verde suma y sigue y en este inicio de la Segunda Fase del certamen hizo lo que tenía que hacer como local: ganó y sacó dos goles de ventaja. Demasiado, considerando que enfrente tuvo al Atlético Peñaflor que hace rato dejó de ser equipo chacarero y viene buscando revancha de la final perdida el año pasado contra Colón Junior. No fue cualquier rival y no fue cualquier partido por eso el triunfo por 2-0 abrió las esperanzas en el Barrio Cabot que con un equipo ‘hecho en casa’ da pelea y se ilusiona.
Claro que le costó a Arbol Verde porque primero fue sorprendido por el buen trato de pelota de Peñaflor que arrancó mejor en el partido. Tanto que a los 2’ de juego, a través de Giménez exigió al arquero Alcaraz. Fue un aviso nada más pero todo un anuncio de lo que se le venía para trabajar al Verdolaga. A los 16’ otra vez Peñaflor estuvo cerca con un remate de Gil que sacó el arquero arbolino en gran tapada. Pero reaccionó Arbol Verde y con más presión en el medio equilibró el juego y empezó a llegar. Sin tanta profundidad pero con cierto peligro. A los 32’ llegó el centro al área del Canario, hubo un penal a Balmaceda que el árbitro Benítez dejó pasar con la ley de la ventaja y apareció Favio López para quemar el arco y poner el 1-0. Un premio algo exagerado por lo que había sido el trámite pero justo a la vez por la contundencia de los locales.
Pero en el complemento, Arbol Verde se encargó de justificar plenamente su victoria porque fue más que un Peñaflor que nunca pudo tener la pelota, que nunca lo inquietó como en aquel arranque del partido. Así, con la solidez de Gutiérrez atrás, el manejo de Mallea en el medio y la potencia de Pablo Ovalles en el ataque, el Verdolaga empezó a ser dueño de todo. Lo controlaba y buscaba ese segundo tanto que podría ser clave para definir la serie y a los 21’ de esta segunda parte se le dio cuando Pablo Ovalles anticipó en el área y clavó un cabezazo certero en el ángulo superior derecho del arquero Martínez para sellar una victoria basada en el amor por la camiseta. A este Arbol Verde no le sobra nada. Es más, le faltan muchas cosas pero con sangre Verdolaga en la venas de sus jugadores, sigue y sigue. Ahora ya se está convirtiendo en el Verde de la esperanza y eso no le queda grande para nada.

