El malestar con los arbitrajes parece ser un lugar común entre los futboleros de todo el planeta, pero algunos llevan su fastidio hasta límites inapropiados. En Italia, la Asociación de Árbitros (AIA) denunció este jueves que había recibido paquetes que contenían balas.
El presidente de la AIA, Marcello Nicchi, reveló en una conferencia de prensa que las cartas fueron enviadas por correo a la sede central de la institución en Roma. Como destinatarios aparecían él, el vicepresidente Narciso Pisacreta y Nicola Rizzoli, encargado de la designación de árbitros y reconocido ex árbitro internacional.
Nicchi, quien informó que las amenazas ya estaban en conocimiento de la División de Investigaciones y el ministro del Interior, Marco Minniti, sostuvo que las intimidaciones eran consecuencia de las palabras de un periodista, cuya identidad no reveló, quien habría dicho que los hinchas debían disparar contra los árbitros.
La denuncia se dio luego de las reiteradas protestas de simpatizantes de distintos equipos por el uso del sistema de videoasistencia arbitral (VAR), que se puso en práctica desde el inicio de esta temporada en la Serie A con resultado dispar.
El descontento con el desempeño de los jueces llegó a tal punto que una asociación defensora de los derechos de los consumidores denunció al árbitro Piero Giacomelli y al asistente de VAR Marco Di Bello por su actuación en el partido que Torino le ganó 3 a 1 a Lazio el 11 de diciembre pasado por la 16ª fecha de la Liga.
La enroscada denuncia tiene su justificación en dos maniobras del partido: la expulsión del delantero de Lazio Ciro Immobile por un supuesto golpe a Nicolás Burdisso y la no sanción de un penal a favor del conjunto romano por una supuesta mano en el área de Iago Falque.
Por esta denuncia, Giacomelli y Di Bello deberán declarar ante un juez en junio. “¿Se imaginan a (Cristiano) Ronaldo, a (Lionel) Messi o cualquier otro jugador presentándose en una corte por haber cometido un error o un presunto error?”, se preguntó Nicchi este jueves.
Según el presidente de la AIA, esta escalada de indignación contra los réferis ha tenido consecuencias graves. “Unos 300 árbitros sufrieron hechos de violencia, 100 de ellos debieron ser asistidos por agresiones”, detalló el dirigente. “Ya no se puede postergar este problema, no debe ser subestimado”, remarcó.