Nadie quedó conforme. Ni del lado de Alianza, ni del lado de Desamparados. Todos coincidieron en el reclamo durante y después del partido contra el árbitro Gabriel González. Pero lo reglamentario lo asistió después de tanta violencia injustificada porque apenas se jugaban 3 minutos y todos se trenzaron en una gresca general que solamente se llevó 4 jugadores cuando pudieron ser más. El descontrol de Ricardo Dillon desde la platea también aportó lo suyo para enardecer ánimos.

Tras el partido, en las declaraciones, todos lamentaron el empate. Aunque admitieron que once contra once pudo haber sido otra la historia. En Alianza, el técnico Miguel Sánchez fue más que claro: ‘Nos complicamos solos. Creo que ese arranque tan accidentado condicionó mucho a todos pero aún así tuvimos las mejores opciones como para poder haberlo ganado. Los muchachos dejaron todo y eso se remarca’.

Del lado de Sportivo, el centro de atención fue el juez y además el asistente Fernando Rodríguez. Dillon no quiso agregar mucho más a todo lo que se le escuchó desde la platea pero remarcó la actitud y el sacrificio de sus jugadores para remontar la desventaja y sobreponerse a ese arranque que los terminó traicionando porque condicionó el plan de partido.