Julia Rosalba López, así aparece en su DNI. Pero nadie, ni siquiera en su familia, la llaman como tal. Entre sus seres queridos es "La Rocha" pero en el mundillo futbolero no hay quien no la conozca. Es "La Tablona", la hincha más caracterizada de Unión de Villa Krause y que a sus 73 años no pierde ni un poquito de la pasión que la desborda por el club de sus amores.

En el barrio Güemes, La Tablona recibe al equipo de DIARIO DE CUYO entre sus perros y gatos y muchas camisetas de Unión. A pesar de tener 14 hijos, todos emigraron y la soledad la acompaña desde hace unos años cuando falleció "su viejo", como ella recuerda a Eduardo, su marido. "Unión es todo para mí. El amor más grande son mis hijos y Unión. Y que no me falte ninguno de la hinchada, es lo más grande que tengo", manifiesta la mujer. 

 

La Tablona abre la charla recordando su infancia, esa que pocos conocen y que fue dura, sin dudas fue la calle la que forjó su personalidad. Recuerda que su madre Luciana cuando se separó tuvo que salir a trabajar y no le quedó otra que mandar a La Tablona y sus hermanas a una Escuela Hogar. Ella era niña pero recuerda entre risas cuando se peleó con una monja y la echaron. "Pobrecita mi mamá, si habrá rabiado conmigo", manifiesta. Con los años, el destino las trajo a San Juan, primero Jáchal y después Chimbas, antes de desembarcar en la Villa San Damián, lugar que la Rocha describe como su cuna. "Ahí me crié, esa es mi villa amada", explica.

Con los años conoció a Eduardo y se casó con apenas 14 años. Dice que ya tenía cuatro hijos cuando conoció a su amor. "Empecé a ir a la cancha y de ahí no me sacaron más, debo haber tenido 30 años. ¡Si habré hecho locuras por Unión, si hasta casi falté al velorio de mi madre por Unión", expresa la mujer. Es que La Tablona se metió de lleno en la hinchada, dice que viajaba en los camiones junto a los hinchas y que jamás existió una falta de respeto. "Siempre me cuidaron los hinchas a mí,  jamás existió una falta de respeto. Yo ahora las reto a las chicas que van a la cancha a monear y yo no, yo he venido apoyar al club, yo era la cábala de ellos". 


LA MUERTE DE SU MADRE 

La Tablona dice que no había viaje que hiciera Unión y que ella no fuera. Que los hinchas la tenían como ´la cábala´ y que un día antes de que jugara Unión ya empezaba armar el bolsito para estar lista al otro día cuando pasara el camión a buscarla. "A Eduardo le decía me voy a ver Unión y él me decía para qué te voy a decir que no si se que te vas a ir igual", dice y explica que su marido si bien era hincha, era árbitro por eso no podía ir a la cancha. Un día, su madre estaba enferma pero Unión jugaba en Córdoba y La Tablona igual se fue. Cuando llegó a Córdoba le avisaron de la muerte de su mamá. "Me decían que la iban a sepultar al otro día en la mañana, les dije que esperaran y la sepultaran en la tarde. Unos dirigentes me ofrecieron pagarme pasaje para que llegara antes pero les dije que no, que veía el partido y llegaba y asi fue. El camión me dejó en el velorio y llegué a despedirla. Mi familia estaba enojada conmigo pero mi mamá sabía que Unión era el centro de mi vida". 

LOS EMPEÑOS PARA PODER VIAJAR

Rosalba dice que trabajaba de Seguridad y que a veces no tenía plata para viajar a ver Unión. "No tenía otra opción que empeñar mi anillo de casamiento, no se cuánta plata me habrán dado esa vez pero era mucha", expresa recordando cuando empeñó al símbolo de su amor con Eduardo. Pero claro que no fue lo único que empeñó: "Una vez le dije a mi marido: ´se me perdió la licuadora ¿dónde estará? y él me respondió ´andá a buscala en el banco de préstamos que lo debes haber empeñado para ir a ver Unión", recuerda La Tablona entre risas.

Si bien era clienta fija de la caja de empeños, la mujer cuenta que perdió muchas cosas pero pudo recuperar otras, como la moto de su marido. "No me quedó otra que empeñar la moto de mi marido, cuando volví tardé dos días pero pude conseguir la plata y recuperarla". 

 

SU ENFERMEDAD Y EL APOYO DE LOS HINCHAS

No todo en la vida de La Tablona fue el fútbol. Hace unos años le tocó darle batalla a una dura enfermedad y dice que los hinchas de Unión estuvieron ahí, ´bancando los trapos´ como tantas veces ella hizo por el Azul.  No andaba bien y se realizó una serie de estudios que le detectaron varios tumores en la zona baja de su estómago. Dice que no quería informarle a su familia que se iba a operar asi que se las ingenió para poder llegar al Sanatorio sin que sospecharan. "Le mentí a mi marido y mi familia que me iba de viaje, no quería preocuparlos pero me descubrieron y me querían matar después. Las enfermeras me sacaron por la ventana en una silla de ruedas antes de operarme y por la ventana vi que estaban todos los de la hinchada apoyándome", recuerda emocionada. 

"En mi vida están mis hijos y Unión, no hay otra cosa. Son el centro de mi vida"

Dice que de la hinchada no puede quejarse de nada. La amistad de años con el "Tiburón" o el "Lagarto" y miles de recuerdos en viajes le vienen a su memoria. La Tablona no recuerda por cuántas comisarías pasó por desmanes de la hinchada de Unión en distintas canchas, pero dice que en Mendoza, San Luis y Córdoba estuvo detenida varias veces, en realidad por ser la única mujer no la llevaban detenida sino ´demorada´. "Yo iba con los muchachos y no me podía venir sin ellos. Por eso los tenía que esperar sea como sea", expresa. 

 

"¿Si alguna vez tuve miedo? Jamás. Pero sí recuerdo muy bien cuando me pegaron unos hinchas en Mendoza a la salida de Maipú y también en Peñarol, justo en el puente de calle Tucumán. Y mira que ningún hombre me pegó en mi vida, ni mi marido jamás me levantó la mano pero esa vez me dieron cachetadas para que tenga y para que guarde", expresa y dice que una sola vez se agarró a pelear en una cancha: "Una vez peleé con una hincha de Villa Obrera que después terminó siendo mi prima, pero yo no sabía. No recuerdo haber peleado otra vez, yo iba alentar a mi equipo y nada más".

La Tablona recuerda también una de sus aventuras en cancha de San Martín: "Cuando las tribunas todavía eran de tablones hace muchos años, los muchachos de Unión me cruzaron a la cancha para que cruzara corriendo al otro arco para robar una bandera", recuerda entre risas. La rawsina dice que si bien en la cancha se podían cruzar con insultos, todo quedaba ahí adentro y sostiene que se lleva bien con los referentes de las otras hinchadas: "Hoy en día me llevo bien con todos, me los cruzo en el centro y me respetan, nos conocemos todos, con el Paco, el Canario, el Terremoto, el Marcial, los Mellizos de Sportivo". 

La mujer no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar de barrabravas, incluso se atreve hablar de la hinchada de Unión, hoy manejada por nuevas generaciones: "Ya no es como antes, se perdieron los códigos. No entiendo porqué si somos del mismo departamento, del mismo club, compartimos el sentimiento pero se pelean entre ellos mismos y es algo que no puedo entender. Yo les hablo (refiriéndose a los hinchas más jovenes) y por más que sean malos, jamás me faltan el respeto", expresa la hincha que sigue yendo a la popular, como siempre. 

"Mira las vueltas de la vida que me cansé de insultar a los réferis y ahora que mi hijo es árbitro tengo que escuchar que lo insulten" 

Su amor por Unión no tiene límites ni fronteras. La Tablona espera que la vida le de muchos años más para seguir alentado a su Azul, pero ya tiene planes para el día que ella ya no esté: "Cuando yo me muera quiero que la "Alita" me reemplace, las demás no", expresa refiriendose a una de las mujeres que la siguen y cierra: "Ya les dije a los muchachos que cuando me llegue la hora quiero que me velen en Unión, no hay otro lugar mejor donde puedan despedirme" cerró La Tablona, esa auténtica hincha que a sus 73 años no pierde ni un poquito su fanatismo por el club de Villa Krause.