Tanto necesitaban ganar, que ninguno quería perder pero el empate terminó sin ser negocio para los dos. Esa es la síntesis más exacta del valor estadístico y futbolístico del empate 1-1 entre Atenas Pocito y Atlético Trinidad, en el marco de la fecha 12 de la Zona 4 del Argentino B. Los dos habitan el límite peligroso de la permanencia en la categoría y para los dos, los tres puntos servían para marcar una pequeña gran diferencia que en un futuro no muy lejano será determinante. Esa era la apuesta. Ese era el premio pero desperdiciaron el primer tiempo donde aburrieron a todos y recién se decidieron a ir por lo que necesitaban en el complemento. En la primera parte, Trinidad sacó ventaja casi sin proponérselo porque a los 36’, en su primer ataque a fondo, llegó al gol con un tiro libre de Marcelo Guajardo que se le clavó en el segundo palo al arquero Palmieri. Fue contundencia total del León porque llegó y convirtió.

En el complemento, el partido fue otro. Más cercano al que prometieron en el anuncio de este determinante cruce por la permanencia. En Atenas, mucho tuvo que ver el ingreso de Hugo Castro, quien se convirtió en el socio del Willy Bronvale y de Miguel Molina para crear y jugar. A los 10’ del complemento, el trío se asoció en una contra sensacional que nació en Molina por la derecha, buscando a Castro por el medio, siguiendo en la asistencia para Ramón Gómez y terminando en el pase preciso para que el Willy llegara vacío para poner el 1-1.

Ahí se abrió el juego. Trinidad se fue encima, atacó con más gente y con mejor juego y forzó algunas llegadas a las que le faltó la precisión como para convertirse en goles. Atenas se hizo mucho más incisivo. Creció por la izquierda Gómez, se acomodó más Castro y Bronvale se soltó para ser el conductor de cada ataque pocitano. El propio Willy tuvo las dos más claras: primero demorando la definición en el área cuando estaba cara a cara con Nacho Díaz y después, desviando apenas su remate. Antes, Ramón Gómez había estremecido el arco con un tiro libre que se estrelló en el travesaño. Del lado del León, lo mejor pasó por la movilidad de Balmaceda y la categoría de Luis Pérez y de Hernán Muñoz. Los dos se asociaron para generar algo del fútbol que Trinidad siempre sabe jugar pero, como en toda esta temporada, dieron facilidades a la hora de la puntada final.

Atenas quedó con una mejor imagen en el cierre pero el punto no le sumó demasiado a su opaco presente desde lo estadístico. Trinidad, que venía entonado tras ganarle a Del Bono, volvió a chocar con su realidad que dice que no tiene poder de gol. El empate no fue negocio para nadie en el Bicentenario.