En la búsqueda de Roberval por triunfar en San Martín, esta tercera temporada para él parece haber arrancado de forma ideal. El autor del gol del triunfo del sábado ante Rafaela regresó para esta campaña, luego de perderse la anterior por haber sido separado del plantel por parte de Enrique Hrabina. La primera tampoco había sido un jardín de rosas para el nacido en Pernambuco hace 24 años, con peleas incluidas con dos de los tres técnicos que lo dirigieron y distanciado de sus compañeros. En su regreso al club y tras el arribo de Darío Franco, su vida cambió. Es uno de los más risueños del grupo, el DT lo considera titular en su sistema y ante la Crema, la gente, le ratificó lo que nunca se modificó hacia el moreno, su apoyo incondicional.
Tras su temporada en el Audax Italiano de Chile, donde fue llevado por Pablo Marini (lo había dirigido en el 2008 con el Verdinegro), el atacante modificó su vida a nivel profesional, más allá que en lo personal fue padre por primera vez. Desde que pisó Concepción se refundó: hizo la pretemporada sin ningún altercado, se unió al resto de sus compañeros con sus habituales ocurrencias, como por ejemplo sacarles fotos en el vestuario, y dentro de la cancha mostró un despliegue no común para su función de extremo izquierdo. Un punto clave a la hora que Franco lo considera "importante" en la formación. Es más, antes de largar la campaña se llamó a silencio con la prensa, algo que decidió romper una vez iniciado el torneo. Lo que no modificó fue su apego a algunos dirigentes, como por ejemplo el vice Roberto Petrignani, a quien considera "una excelente persona".
Su despliegue y carisma provocaron en la gente dejar de lado su pasado complicado en San Martín, ese que en su primera temporada, ya con Oscar Craviotto de DT lo marginó del plantel. Algunas escapadas de la concentración en ese enero de 2009, la pelea en una práctica con su compañero Matías Díaz y el enojo por haber salido en un partido ante Quilmes sentenciaron su suerte. Para el entrenador y sus compañeros, porque por el Hilario Sánchez todavía se recuerda que Félix Décima y Darío Husaín casi se van a las manos con él en el vestuario por su reacción. Su distanciamiento con el resto se profundizó al no concurrir a los asados del plantel en el Sindicato Empleados de Comercio. La imagen era idéntica antes y después de las prácticas: se movía en total soledad. Craviotto lo sacó del plantel y recién nueve fechas después lo concentró nuevamente, una decisión que no cayó bien teniendo en cuenta que el ex lateral les había prometido a sus dirigidos que "Roberval conmigo no juega más". Justo después de ese partido ante Almagro (1-1), echaron a Otto. Llegó la amnistía para el atacante, pero no el fin a los problemas. Con el Roly Rodríguez en el tramo final de la 2008-09 discutió antes de un entrenamiento y pidió irse del club. Los dirigentes le "sugirieron" que se calmara, pero ya sin ser tenido en cuenta. Campaña nueva y Hrabina tomó el mando. En un grupo con muchos jugadores de peso, su destino comenzó a sellarse con una lesión en plena pretemporada. El Ruso le bajó el pulgar definitivamente aduciendo "falta de compromiso con el objetivo de ascender", aunque Roberval contó una realidad opuesta. Se fue un año y ahora volvió. Pensando en renacer.

