Dicen que no hay partido ganado antes de jugarlo pero en el mapa actual del planeta futbolero, Argentina-Bolivia tiene el resultado puesto y solamente le faltan los goles. Es que como nunca el peso de una camiseta se vio tan marcado sobre el otro porque Argentina con todas sus estrellas era más antes de jugarlo, fue más jugándolo y terminó siendo más ganándolo. Bolivia, en todas sus limitaciones, hizo lo que pudo desde los 10 segundos de partido en Córdoba porque desde ese mismo instante empezó a sufrir su paso por suelo argentino, sabiendose inferior pero sintiéndolo fundamentalmente. Entonces la mirada se mete con las entrañas de este Argentina que sigue buscando identidad, desaprovechando tal vez un endeble rival que le pudo haber permitido tener su DNI definitivo que en esta fecha del camino a Rusia 2018 fue de productividad total con los 6 puntos en juego bien ganados.
De adelante para atrás, Argentina tiene casi todo resuelto porque con Messi de bandera más los socios que le pongan llamense Higuaín como anoche o el Kun Agüero, la faceta ofensiva tiene argumentos de sobra para resolver cualquier esquema que le pongan enfrente. El tercero en la sociedad que encabeza Lio es Angel Di María, clave por su desequilibrio, su capacidad de resolución y por su dinámica. Estos tres puestos ya tienen dueños. En el medio, el que se ganó su plaza es Banega. Lejos, con su regularidad y la claridad para jugar y hacer jugar, el ex-Boca y Newell’s es número puesto para Martino. El resto, casi que sale de memoria también en el medio porque Javier Mascherano y Lucas Biglia no tienen competencia y son número puesto para dar ese equilibrio entre marca y salida.
Atrás es tal vez donde este Argentina no termina de encontrar sus nombres y apellidos. Enfrente estuvo el débil ataque boliviano pero claro la zaga no esta confirmada porque en Córdoba fue Demichelis-Pinola pero ante Chile fue Otamendi-Funes Mori. Dos combinaciones y un producto final que rindió pero claro, Martino sigue buscando. Por los laterales, en esta fecha FIFA el que la aprovechó a full fue Gabriel Mercado que a su obediencia táctica y su disciplina defensiva le agregó el gol y por partida doble, nada más ni nada menos. Por la izquierda, el que no sale nunca es Rojo que tiene el número puesto desde Brasil 2014 aunque su presente no encandile como en algún otro momento.
Desde lo colectivo, la propuesta de Argentina asoma de a ratos y se basa -no es novedad- en el desequilibrio de tener a Messi para sacar agua de las piedras. Pero resta, a este equipo le falta consolidar su perfil, su filosofía. Intenta de a ratos, juega el fútbol que le gusta a la gente y ante rivales que no son equivalencia como en el boxeo, no se puede lucir todo lo que debería. Argentina hizo pesar más que nunca esa camiseta. La de los títulos mundiales, la de las Copa América, las de las finales del mundo ante un Bolivia que vino a perder por poco y consiguió al menos no pasar papelones. Argentina jugó contra si mismo y acomodó las cosas en la tabla en una fecha FIFA altamente positiva se la mire por donde se la mire aunque aún, para ser el equipo de todos le falte.

