Era día de fiesta. De cumpleaños. De terminar el domingo con la cara feliz por haber dado tal vez ese gran paso para entrar en la tercera etapa del maratónico Federal A pero Atlético Unión empezó iluminado y terminó confundido. Eso lo pagó con una inesperada derrota ante Concepción de Tucumán que en su única llegada concreta marcó el gol del triunfo. Antes y después, se limitó a defenderse ordenadamente y a dejar que la impotencia, la imprecisión y la ansiedad hicieran el resto con un Unión que pasó el peor cumpleaños que se imaginaron muchos. El arranque, esos primeros 15’, mostraron algo de lo que es el ADN que propone este Unión de Antuña. Pelota al piso, mucha rotación, gran movilidad y sobre todo, verticalidad en cada movimiento. Con eso, generó dos chances netas: una con Martinelli primero y luego, la más clara, cuando Hernán Muñoz quedó mano a mano con el arquero Romero pero no acertó en la definición. Después, Unión se fue apagando. Se fue confundiendo, perdió verticalidad y lateralizó exageradamente favoreciendo lo que Concepción tenía planificado. Y claro, la lotería tucumana tenía un premio extra porque en un centro aislado desde la derecha Sebastián Tevez metió el cabezazo bombeado para clavarle la pelota en el ángulo superior izquierdo a un Pablo Lucero que no había ni transpirado hasta ese momento. Un baldazo de agua fría. Un golpe de nocaut del que el Azul no se podría recuperar.
En el complemento, Antuña intentó la reacción desde el banco mandando a la cancha a Nico Herrera por otro riojano, Alexis Brizuela, en un intento de encontrar esa profundidad que no tuvo en la primera parte. No fue solución. No hubo lucidez ni menos rebeldía para cambiar la historia. Desapareció el Luto Molina, no tuvo asistencia Bibi González y todo fue ganas y más ganas con los del fondo manejando la pelota con todo lo que eso implica. En el tramo final, con Concepción agazapado para una contra que nunca armó, Unión arriesgó el resto que le quedaba jugando con tres en el fondo y atacando con el resto. No se les cayó una sola idea y eso, terminó simplificandole la historia a un Concepción que desde Tucumán terminó sacándose la lotería en San Juan.

