Llegó por "afuera" de los códigos del fútbol. Esquivó esas reglas no escritas del mundo de la pelota al tomar el lugar de su jefe: Jorge Sampaoli. Cuando el sanjuanino Claudio Tapia le ofreció el cargo, ni el propio Lionel Scaloni debe haber terminado de creérselo. Pero el novato DT (no dirigió ningún equipo antes de la albiceleste), rompió todos los libros y entró en la historia grande del fútbol argentino. Nadie le podrá quitar ese mérito, pase lo que pase en el camino de las Eliminatorias y si se logra el boleto en el próximo Mundial: "Catar 2022".
Mucho tuvo que ver Scaloni con el título. Se podría decir que anoche se recibió de técnico. Acertó desde antes del encuentro cuando cambió casi medio equipo y apostó por Di María de entrada, quien hizo el gol que quedará en la historia. También modificó tres de los cuatro defensores respecto a la semifinal ante Colombia y todos ellos (Montiel, Romero y Acuña) le respondieron con grandes rendimientos. Supo hacerse un espacio como líder, aunque todos saben que no es el máximo líder. Ese rol es de Messi. Y Scaloni lo entiende bien. Afortunadamente.