Boca mostró que es otro equipo, bien diferente a lo que se vio en los últimos meses. La idea de su nuevo entrenador, Julio Falcioni, está claro que ya entró en las cabezas de sus dirigidos. Así quedó demostrando anoche en Mar del Plata en el primer superclásico del año donde se impuso en un José María Minella colmado por 2-0 a un River demasiado tibio y que tendrá que pensar en refuerzos para no sufrir con el promedio en los siguientes seis meses.

El ADN de los equipos de Falcioni quedó marcado a fuego en el primer tiempo de anoche. Una formación compacta, eficaz y que no se pone colorada a la hora de entregarle el balón al rival y esperar la contra para agredirlo. Encima toda esta idea del DT se potenció ya que en la primera llegada a fondo de su equipo se puso arriba. A los 10′ Mouche la abrió para Chávez quien tiró el centro al área, Palermo la paró y con un segundo toque la abrió a Colazo que de zurda la clavó en el ángulo de Carrizo. Boca no era más en el juego, pero sí en la practicidad y contundencia. River contaba con la posesión del balón casi sin oposición de su adversario, pero el doble cinco rival compuesto por Somoza y Rivero le entorpecían a la Banda cualquier generación de juego. Por eso sus llegadas vinieron a través de pelotas paradas como por ejemplo el tiro libre de Lanzini a los 21′ que Garcia mandó al córner con un manotazo y que incluso pegó en el travesaño. A la jugada siguiente, Ferrero quedó solo en el segundo palo y con una volea exigió al uno del xeneize. La tónica no cambió pese a los sofocones de River e incluso el panorama se potenció a los 31′ con el segundo para Boca. Almeyda entregó mal la pelota en la salida de su equipo, la tomó Mouche, quien habilitó a Clemente, éste le puso la pelota en la cabeza a Palermo ¿Resultado? Gol de Boca tras un cabezazo letal del Titán, el cuarto suyo en los últimos once superclásicos y quien anoche pudo haber jugado su último de verano tal cual anticipó hace unos días. El 2-0 pegó fuerte en un equipo de López con superpoblación de juveniles, sobre todo de tres cuarto de cancha en adelante. La motivación de Boca hizo el resto para culminar una etapa donde Mouche casi marca el tercero, luego que Palermo se la bajara de cabeza para su disparo que salió alto.

El cansancio físico por estar en pleno trabajo de pretemporada dijo presente en el complemento para las dos formaciones. Con ese agregado, el ritmo del juego se cayó hasta llegar por momentos a ser monótono. Solamente Palermo sacudió en algo esa modorra cuando a los 6′ Palermo metió un frentazo que exigió a Carrizo. En la jugada posterior, otra vez el nueve casi factura un nuevo tanto pero su zurdazo fue sacado estupendamente por el uno de River. La Banda era un equipo sin luces. Hasta carente de cierta "fibra’ como alguna vez pidió cuando dirigía a la selección Argentina el hoy presidente del club de Núñez, Passarella. Solo el orgullo de Lamela llegó a inquietar a su rival. Fue una jugada iniciada por el diez que terminó con un derechazo de Lanzini que tapó excelentemente García, demostrando grandes refuerzos. El propio Lamela en 36′ casi descuenta, aunque otra vez el arquero de Boca apareció para contener su fuerte remate. Por último, ya en 41′, casi Lamela puede gritar pero su disparo fue desviado al córner en el camino. También hubo tiempo para que García se luzca ante el cabezazo de Lanzini.