Espectacular. Así es el salto de Jesús Herrera, de Obras, que supera el triple bloqueo de los jugadores de Bolívar. El cubano fue uno de los goleadores del partido pero al equipo sanjuanino no le alcanzó.

 

Familias enteras, padres, hijos y nietos o simplemente grupos de amigos. Todos se conocían desde siempre. Obras dejó demostrado ayer que es el club de la familia, el que va transmitiendo su pasión de generación en generación. Pasión que creció mucho más en los mas pequeños gracias a los logros conseguidos en esta Liga que lo pusieron nuevamente en el tapete nacional. 

Es que en el colectivo que trasladó a los sanjuaninos hasta Buenos Aires hubo amplia variedad de edades de los pasajeros. Con canas y hasta bebés.

Nadie quiso perderse el trascendental partido que Obras disputó anoche ante Bolívar en la final de la Liga Argentina de Vóleibol. Exactamente 14 horas duró el viaje desde San Juan hasta San Carlos de Bolívar. Partiendo apenas pasada la medianoche del miércoles desde la puerta del club de calle 25 de Mayo, los 60 fanáticos de Obras viajaron con la enorme ilusión de volver con el premio. En las horas que duró el viaje sobraron las anécdotas sobre viejos viajes alentando al club de la Gotita cuando triunfaban los históricos como Lito y Raúl Quiroga o el Chiqui Wiernes. "Desde el 78 que soy socio e hincha de Obras, soy seguidor de la primera generación de jugadores que tuvo el club y este momento que estamos viviendo es único, sirve para renacer las viejas épocas de gloria cuando el club jugaba finales importantísimas y las ganábamos", dijo Alejandro Escobar, uno de los mayores del grupo y quien viajó con toda su familia. Es que eso trataron de manifestar siempre: "Obras es la familia y los amigos. Es como el patio de casa donde nos juntamos siempre y revivimos recuerdos", agregó Escobar. 

Roberto Zapata es más joven pero también comparte esa misma pasión por Obras. Pasión que obligó a muchos a pedir permiso en el trabajo y sacar plata de donde no hubiera para abonar los 2 mil pesos que costó el viaje hasta esa ciudad bonaerense. Nadie les regaló nada. Los fanáticos hicieron un enorme sacrificio para poder estar presentes anoche en el República de Venezuela. Bolívar, una ciudad pequeña pero muy coqueta, por un momento perdió la tranquilidad cuando la delegación sanjuanina dijo presente en la plaza central. Pero rápidamente los fanáticos se distribuyeron entre un hotel cercano y otros alojamientos para almorzar y controlar la ansiedad hasta que llegara la noche.

Allí, por fin llegada la hora, no fue fácil callar a la multitud que colmó y agotó las entradas con anticipación de ese reducto, pero ellos, ese grupo de 60 y pico sanjuaninos se quedaron sin voz alentando a más no poder a los suyos. No importaba el resultado lo importante era estar junto al club de sus amores, ese que tantos momentos gratos les brindó y que anoche tuvo a los más grandes ilusionados con dejarle de legado algo más que pasión.

Partida. La delegación de los simpatizantes de Obras San Juan Voley a punto de partir rumbo a Bolívar, en la provincia de Buenos Aires. Anécdotas de un grupo de pura familia.

 

Un duelo picante en el "República"

Una hora antes del comienzo del partido, el estadio ya estaba colmado. El sector destinado a Obras se vio desbordado y ese centenar de hinchas alentaron a más no poder a su equipo. En la previa mientras los equipos hacían los trabajos precompetitivos los hinchas de ambos equipos armaron su propia fiesta con cánticos y un picante duelo de hinchadas. Los de Bolívar cantaron. "El que no salta es de San Juan" pero apenas dejaron un hueco los de la "Gotita" respondieron: "Y ya lo ve y ya lo ve, somos locales otra vez". El clima fue siempre hostil. En el fan fest incluso, donde se cruzaron los fanáticos de ambos clubes. El estadio vivió una verdadera fiesta a tribunas desbordadas. Se vendieron más entradas de lo debido y hubo sectores donde no entraba un alfiler.