El próximo domingo, a las 15 y desde la puerta del aeropuerto El Plumerillo, se pondrá en marcha una edición más, la 81ra de la carrera más antigua que tiene el calendario sanjuanino: la Mendoza – San Juan. La tradicional competencia del Club Ciclista Independiente cierra el círculo de las cuatro clásicas del ciclismo romántico, la llamada “época de oro”. A ella se suman, en orden de aparición en el programa anual: Doble Media Agua, Doble Calingasta y Doble Difunta Correa. Más acá en el tiempo y haciendo justicia con otras carreras de muchas ediciones se agrega en la era contemporánea la Doble Chepes.
Hay una curiosidad acerca de la Mendoza-San Juan que poca gente conoce y es que no sólo fue la primera competencia ciclista que unió dos capitales de provincia en el ciclismo de varones, también lo fue en el de las damas, que disputaron su prueba en 1932. Los hombres la corrieron por primera vez en 1925, carrera ganada por Antonio Giménez, propietario de uno de los apellidos ilustres que ha dado el ciclismo sanjuanino.
La Mendoza – San Juan es uno de los más preciados trofeos en las campañas de grandes del pedal argentino, como el cóndor mendocino Ernesto Contreras que la ganó en tres ocasiones (1958, 62 y 64) y comparte con el sanjuanino Enrique Molinero (1936, 37 y 38) el honor de ser los únicos en ser triple vencedores.
Cinco sanjuaninos, Marcelo Riveros (1956 y 57), Juan José Gómez (1982 y 85), Alberto Bravo (1990 y 94), Ricardo Julio (1996 y 98) y Héctor Lucero (2008 y 14) y el entrerriano César Sigura (2006 y 07) son los doble ganadores.
Ernesto Fernández, ganador en 1984 es el único padre que comparte la alegría de haber festejado un triunfo de su hijo, Emiliano Fernández, 29 años después, en 2013. Mientras que en la rica historia de la carrera solo un par de hermanos podrán contar a sus nietos que triunfaron en ella: Mauro y Adrián Richeze (en 2010 y 15, respectivamente).
De todos los ciclistas que la ganaron en más de una oportunidad es “Willy” Lucero, hoy corriendo en el equipo municipal de Pocito quien puede entrar en la historia grande de la última clásica del año, porque de lograr la victoria subiría al primer peldaño del podio de los más ganadores equiparando lo conseguido por Molinero y Contreras.