La caótica situación que generó que River quede en los umbrales del descenso y el temor a que el domingo sus hinchas y barras bravas, metidos en una extensa y violenta interna desparramen violencia en el Monumental y sus cercanías, derivó en una extensa reunión de las autoridades de la seguridad en el fútbol que optaron unánimemente que el encuentro se juegue con público y con 1.200 policías controlando dentro y fuera del estadio.
Según confiaron fuentes del Ministerio de Seguridad, la misma presidenta Cristina Fernández de Kirchner estuvo interiorizada lo que estaba ocurriendo en la reunión.
“Se llegó a la conclusión unánime porque River aseguró que lo ocurrido en Córdoba no pasará en River por su estructura y porque hinchas podrían causar incidentes en algún lugar de la ciudad si no se permite el público”, dijo una fuente ministerial a DyN.
Lo cierto es que River ya vendió todas las entradas y plateas el miércoles, agotadas en menos de una hora por internet y en el gobierno se imaginaron que podría ocurrir una desgracia si no se les permite el ingreso.