En la historia. Croacia provocó la felicidad de todo un país que colmó las calles principales para celebrar un subcampeonato que para ellos, en su corta historia en los Mundiales, significó algo similar a un campeonato. Merecido.

 

Una verdadera locura. A pesar de haber perdido la final ante Francia, el seleccionado de Croacia fue recibido como si fuese campeón en la llegada a su país. El pueblo del país balcánico recibió con enorme alegría la actuación del seleccionado en el Mundial, donde por primera vez en su joven historia pudo disputar el encuentro decisivo.

Ayer llegaron a Zagreb y miles de hinchas lo recibieron con euforia para montar una verdadera fiesta que ya había comenzado el domingo: en todas las ciudades de Croacia se había festejado hasta la madrugada el subcampeonato mundial.

 

El infierno. Eso pareció el país balcánico con el color rojo que desprendió el humo de las bengalas en toda la ciudad.

 

La céntrica plaza Ban Jelacic de Zagreb fue el epicentro para la convocatoria. Para celebrar el mayor éxito en la historia del deporte croata, se lanzaron fuegos de artificio, petardos y muchos aficionados se arrojaron a fuentes o al mar con las camisetas de sus jugadores favoritos. "Estén orgullosos: Son nuestros campeones", "Para nosotros Croacia es la campeona", "Perdieron el partido, pero conquistaron el mundo", "Los Ardientes son nuestro orgullo", "Estos son los 22 héroes del fútbol para todos los tiempos", "La plata llega hoy a Croacia pero para nosotros son de oro", "Son nuestros héroes para siempre", fueron algunos de los titulares de la prensa croata.

El broche final lo dio la presidenta de ese país, Kolinda Grabar-Kitarovic: condecoró en el palacio presidencial a los jugadores por sus méritos deportivos y por la promoción del país.

 

A lo grande. Los jugadores, lógicamente, fueron los protagonistas principales de la historia.