Algunos dicen que lo vieron caminando por los pasillos del Hotel Hilton de Guayaquil. Otros, aseguran que viajó directo hacia Quito, para darse una vuelta por el Estadio Atahualpa. Todos coinciden en que llegó a Ecuador el lunes por la noche y, lo más importante, que es un arma secreta con la que contará la Selección para el crucial choque, de esta noche, por las Eliminatorias. Su nombre es Manuel y aunque no se le conoce el apellido, tampoco interesa: en La Plata, donde tiene su "consultorio" y atiende a sus clientes, todos lo conocen como el brujo Manuel.
 

 

Cabuleros como pocos, los hinchas de Estudiantes de La Plata lo conocen de memoria. Cuentan que Manuel fue decisivo en la Copa Libertadores de 2009, la cuarta que ganó el club en su historia. Y que en aquellos años forjó una estrecha relación con Juan Sebastián Verón. Un vínculo que se mantiene hasta hoy y que, justamente, habría sido clave para pedirle que despejara su agenda por unos días y se tomara un vuelo rumbo a Ecuador.
 

 

De perfil bajo, cuentan que Manuel al principio dudó. Pero que, futbolero al fin, aceptó con la condición de que los jugadores quedaran al margen de la movida. El último chequeo antes de darle el aval para que pasara por Ezeiza, al parecer, fue del propio Claudio Tapia. Y Chiqui tampoco dudó: aunque es de pensar que los partidos los ganan y los pierden los jugadores, al presidente de la AFA no le habría parecido mal tener un apoyo espiritual. De todos modos, esto no fue confirmado desde Viamonte.
 

 

Aunque le otorgan el título de brujo, los seguidores de Manuel siempre aclaran que lo suyo no pasa por artes oscuras y mucho menos mágicas. "Ve muchas cosas que otros no. Y tiene una energía especial", asegura una mujer que ya lo visitó varias veces en la humilde casilla de Gorina, la localidad ubicada al noroeste de la capital platense, en donde atiende un promedio de 30 personas de lunes a viernes. Los fines de semana descansa o, si hace falta, le da una manito a la gente del Pincha.