Quizás nunca antes lo hubiesen imaginado. Hasta hace algunos años era algo imposible de alcanzar. Lo cierto es que los chicos de algunas villas erradicadas en la provincia encontraron en el rugby su cable a tierra, su medio de contención y porque no, una nueva forma de vida. Todo es gracias a un convenio con la Universidad Nacional de San Juan que mediante el Plan de Inclusión Social, apunta a chicos de sectores vulnerables para prevenir adicciones mediante el deporte y los resultados, hasta el momento, son los esperados.

Son pibes de 9 a 15 años oriundos de los barrios rawsinos Malimán, Franklin Rawson, Caracoles, Alameda y Ansilta, que se animaron a desafiar sus límites y que hoy son jugadores de la ‘U’.

La iniciativa comenzó hace siete años cuando Patricio Videla, coordinador de la ‘U’, presentó el proyecto que luego fue aprobado en la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia. El objetivo era uno solo: sacar a los chicos de la calle para introducirlos en el mundo del deporte, en este caso usando como arma el rugby pero siempre teniendo como emblema la inclusión. Las clases gratuitas se llevan a cabo en el Anexo que posee la ‘U’ en Pocito (en las cercanías de los barrios rawsinos) y en el Palomar, incluso el club les facilita una movilidad para que los trasladen cuando los entrenamientos son en el complejo capitalino.

Si bien hoy los resultados son exitosos por el entusiasmo de los chicos, dar el puntapié inicial no fue fácil. Es que hubo que realizar un gran trabajo para convencer a los chicos y en eso Carmen Morales fue un pilar clave. La mujer, vecina del Barrio Malimán, fue quien golpeó puertas casa por casa para invitar y entusiasmar a los chicos. Hasta que por fin la cifra comenzó a crecer y el entusiasmo, mucho más. Los viajes a participar en Encuentros de rugby en otras provincias fueron un fuerte impulso para los pibes rawsinos. ‘Nunca hubiese imaginado conocer otras provincias porque mi familia no tenía los recursos, pero gracias al rugby ya conocí Mendoza, Córdoba, Rosario y Tucumán’, cuenta orgulloso Nico Ramírez, que ya lleva 5 años en el club y que se ilusiona con un viaje a Salta a realizarse esta semana donde aprovecharán para ver Los Pumas ante Sudáfrica el sábado, por la segunda fecha del Championship. Los viajes son solventados en gran parte por el club, aunque los rawsinos también aportan realizando rifas, sorteos y ferias americanas con ropa donada por los madres de los otros chicos de la ‘U’.

A pesar que los pibes rawsinos son de escasos recursos, no contrastan con el poder adquisitivo del resto de los chicos del club. ‘El resto los acepta sin problemas. No existe la palabra discriminación’, aporta otra mamá. Y cuentan que un reconocido médico de la provincia no tiene problemas en trasladar a los chicos desde el club hasta el barrio. ‘Acá siempre hay noticia por robos, drogas o problemas similares: es lindo que ahora los chicos sean noticia gracias al deporte’, agrega la mamá de un chico del Ansilta. Y por lo bajo uno de los profes agrega que muchas veces deben practicar el rol de psicólogos para contener a los chicos por los problemas que ocurren en sus hogares. Y también, con algo de angustia, expresan la enorme necesidad de contenerlos cuando llegan a la adolescencia y las drogas son una gran tentación. ‘Se los habla mucho, de lo que está mal y de lo bien que les hace el deporte. El rugby es eso: valores para la vida’, afirma Patricio, el impulsor principal de la movida.

Hoy en Rawson todos se ilusionan y no es para menos. Los chicos tienen un arma que se llama rugby y con esa se animan a combatir los problemas y tienen un futuro prometedor.