Ya lleva un buen tiempo que no se escucha después de un partido de la selección argentina de fútbol el lamento de alguien pidiendo que ‘’el Messi de Barcelona sea también el de la albiceleste’’.
También se aquietó aquella agitación que consistía en debatir si estaba bien rodeado o no el crack rosarino.
El poder ofensivo de Argentina en los últimos partidos demuestra que ya empezó a dar frutos la sociedad de los ‘rapiditos’ de arriba. A comparación del ataque que dispuso en el Mundial de 2010 de Sudáfrica Diego Maradona, el cambio básico fue el ingreso del Kun Aguero por el Apache Tevez. Con vaivenes, Argentina venía de renovación de técnicos (Basile había renunciado por falta de resultados) y siguió así (se fueron Maradona con el Mundial y Batista luego de la Copa América del año pasado) hasta que Sabella encontró el equilibrio de tantas fuerzas. Sin considerar el partido que se perdió con Brasil en Goiana (porque se jugó con futbolistas ‘locales’), Argentina jugó 7 partidos este año, en los que convirtió 21 goles. Es decir, lleva un promedio de 3 goles por encuentro. Y más de la mitad los convirtió Lionel: los 3 en el 3-1 con Suiza, 1 en el 4-0 a Ecuador, 3 en el 4-3 a Brasil, 1 en el 3-1 a Alemania, otro en el 3-1 a Paraguay y 2 en el 3-0 a Uruguay. Sí, once gritos con la celeste y blanca en los 7 partidos que jugó hasta ahora en este año. Solamente estuvo ausente en el 1-1 ante Perú.
Los hizo de tiro libre, de cabeza, de lujo y de guapo. Se siente más cómodo. En la Copa América del año pasado fue uno de los que se apagó en el empate contra Uruguay (y luego eliminación por penales), fastidiado por el sistema defensivo que impuso el seleccionado charrúa. Un poco más de un año después, se ve otra madurez. Argentina llevaba 65 minutos merodeando sin poder generar una opción clara contra el arco rival, hasta que Di María, uno de los que mejor está sintonizando, se asoció para que Lionel tuviera la corajeada en un pique y madrugar el achique del arquero para abrir el marcador. Argentina en menos de 20 minutos llegó al 3-0, con la nueva especialidad del considerado mejor del mundo, el tiro libre.
Ya no se pide que Messi sea el del Barcelona. En este año, se disfruta al Messi que es de la selección.