De día y de noche. Con frío y calor. Es lo mismo. El amor por los fierros no conoce de cambio horario, ni diferencia de temperatura. Es algo sin igual. Ayer, con 7.500 almas en El Zonda Eduardo Copello, cifra muy superior a los 5.000 de los últimos dos años de la categoría en la provincia, quedó una vez más de manifiesto. Y para decir presente, los fanáticos tuvieron el ritual de pasar la noche previa a la carrera en el mismísimo cerro. Durmiendo en una iglú, una carpa más cómoda o sencillamente en la parte trasera de algún camión. Todo vale. Siempre, claro, amenizando la vigilia con un buen asado y galones de fernet o vino, a elección del apasionado. En la Quebrada, una vez más la pasión duró full time. O bien 24 horas.
El amor a los fierros, pasión las 24 hs
Ayer, con 7.500 almas en El Zonda Eduardo Copello, cifra muy superior a los 5.000 de los últimos dos años de la categoría en la provincia, quedó una vez más de manifiesto.

