Se terminó el invicto. Algún día tenía que perder este San Martín que lamentará esta derrota porque tuvo todo para ganarlo en un momento y la dejó pasar. La solidez, la actitud están. La receta fue una y no le alcanzó. No perdió feo pero cayó ante un rival limitado que tuvo como gran virtud acertar en las escasas opciones que tuvo.


1 Precauciones

En la primera parte, San Martín salió a jugar el partido que debía jugar. Dejándole todo el peso de ir por el triunfo a Quilmes, parándose lo mejor posible en campo propio y lastimando en las contras, con espacios a favor. Le salió bien porque dentro de un flojísimo primer tiempo, el Verdinegro tuvo dos chances netas de gol. Quilmes nunca lo inquietó, mas allá de todos los centros que tiró. Quedó la sensación de que hubo mutuo y exagerado respeto y que en ese concierto, San Martín tuvo mejores opciones. Le restó animarse un poquito más. Tal vez con la posición de Sparapani como mediapunta cambiándola por un delantero rápido. En defensa, aún sin sobresaltos grandes, hubieron imprecisiones pero en general, la respuesta fue la necesaria como para hacer el partido que debía hacer.


2 Retraso

Con Quilmes maniatado, San Martín volvió a pecar de falta a audacia como para ganarlo en el momento en el que el partido se lo proponía así. En el segundo tiempo, arrancó parado firme atrás, dejándole todo el peso a Quilmes y tuvo otra vez esas opciones y esos espacios como para hacer su diferencia. Sparapani y Becerra la desperdiciaron y el local, con un solo acierto en juego asociado abrió el partido. San Martín reaccionó pero fue tarde. Esa audacia que tuvo que tener cuando el partido le era cómodo, la puso cuando ya jugaba contra el tiempo y contra Quilmes. Dejó entrega, puso todo pero su gran error fue no haber apostado a ganador cuando el juego lo invitaba.


3 Lo mejor

Leandro Becerra terminó siendo la mejor individualidad en un San Martín que se paró con una postura como para la contra, exigiéndole a sus volantes enorme despliegue. En ese contexto, el ex-Belgrano fue lo más clarito y de su dinámica nacieron las mejores opciones sanjuaninas. En ataque, la soledad de Tonelotto no lo limitó tanto, mientras que en defensa, esta vez hubieron algunas dudas para despejar pelotas sencillas. San Martín dejó la imagen de equipo firme, bien parado. Consciente de lo que quiere pero a la imagen de punteto le faltó esa audacia final como para ganar el partido.