Era una caldera de verdad. Prácticamente el infierno. Y no porque Independiente se caracterizó siempre por ser el "Diablo Rojo" sino porque la bronca flotaba por el aire. De su gente. De sus hinchas. Por suerte, y para que no pasara a mayores, llegó ese exquisito gol de tiro libre de Leandro Fernández, en el quinto minuto de descuento y la gente se calmó al menos un poco. El final marcó el empate 1-1 entre el Rojo de Avellaneda y Arsenal. En uno de los dos partidos que se jugaron ayer por la fecha número 20 de la Superliga de Primera División.
Precisamente el equipo del Viaducto se le fue de cabeza al árbitro tras el cierre porque todos entendían que el tiro libre, que derivó en el gol de Independiente, había sido un "invento" suyo. Lo concreto es que la igualdad selló el choque entre vecinos. Ninguno pudo sumar alegría. El Rojo porque no puede recuperarse luego de aquella dolorosa derrota en el clásico ante Racing. Y Arsenal porque perdió terreno en sus intensiones de sumar puntos para meterse en zona de Copas.
El partido arrancó con imprecisiones. Con el local intentando el protagonismo y con Arsenal agazapado y con pretensiones de buscar, a través del contragolpe, la chance que cambie el desarrollo.
Y pasó eso nomás porque tras un tiro libre en tres cuartos de cancha, la visita le sacó punta al lápiz de la táctica y Alvarez Suárez, a los catorce minutos de juego, metió un zapatazo inatajable para Campaña.
De ahí en más Independiente entró en un nerviosismo total. Y de esa misma forma inició el complemento. Arsenal tuvo varias oportunidades de contragolpe. El Rojo también pero le faltó efectividad. Hasta que llegó ese golazo de tiro libre de Leandro ya en el descuento. Y la caldera no explotó.