A San Martín no le salió nada e Independiente pegó en los inicios de cada tiempo. Eso se sumó a que el Verdinegro jugó uno de sus peores partidos en el momento del torneo menos pensado, porque perdió 2-0 ante Independiente en Avellaneda y por más que matemáticamente todavía tiene chances de pelear el ascenso, anoche comenzó a despedirse por su propio ineficacia y porque el local fue superior en todo el encuentro.

La posibilidad de sacarse de encima a un rival directo y superarlo en la tabla, quedó en lo anecdótico, porque siempre le fue cuesta arriba, que sumado a las imprecisiones y escaso peso ofensivo (sólo apostó a la contra) fue perdiendo peso y terreno ante un Independiente que en base a “los 4 fantásticos” (Montenegro, Pisano, Insúa y Parra) fue el dominador del juego, las intenciones y hasta de esas pelotas divididas en las que arriesgó su propuesta San Martín.

Y eso que empezó el encuentro con serias intenciones. No obstante el cachetazo del Rojo fue de inmediato, apenas iban 5’: Independiente abrió el marcador tras el tiro de esquina al corazón de área, Sergio Ojeda se elevó, le ganó a Mauro Bogado el cabezazo, y la colgó al segundo palo. Un baldazo de agua fría para el planteo y estrategia que había pensado Azconzábal. Y mientras asimilaba el gol y trataba de acomodarse, a los 12’, Tula conectó un centro similar pero se fue desviado. Recién a los 18’ cayó la primera contra de San Martín, que se fue diluyendo ante el pase impreciso, pero que terminó con una volea de Leandro González que se fue cerca. Y sobre los 24, en otra contra, González asistió a López, quien remató débil a las manos del arquero Rodríguez. A los 32’, Ardente se lució ante un remate de Montenegro que se metía.

El complemento arrancó similar y a los 7’ tras una falla defensiva visitante, Mancuello reventó el travesaño. Esa imprecisión y nerviosismo se tradujo en el segundo gol del Rojo cuando López, a los 12’, dio una asistencia pésima para que Insúa pusiera el 2-0. San Martín, aferrado a su estilo de salir jugando, arriesgó siempre y dejó todas las pelotas divididas que el Rojo ganó con comodidad por estar mejor parado y sin darle espacio. Jugado por jugado, el Vasco puso tres puntas con el ingreso de Alaniz y sacó un defensor (Michelli). Aunque no llegó a ser nunca la llave ni para el descuento. Un par de intentos que se desperdiciaron e Independiente que de contra pudo ampliar, pero el partido ya estaba sentenciado ante la impotencia Verdinegra y el gran poder de resolución del Diablo, que metió la cola y dejó a San Martín con una vida menos y lejos del regreso a Primera.