Durante casi un año poco y nada se habló del nuevo velódromo Vicente Chancay. En ese tiempo los obreros de las empresas que integran la UTE que tiene a su cargo la monumental obra trabajaron entre cinco y siete metros bajo tierra. Mientras se hacían los movimientos de terreno y se consolidaba el óvalo donde se realizaría la "fundación" de los lugares donde se asentarían las columnas los eventuales transeúntes observaban algunas movilidades y máquinas trabajando en un páramo. La habilitación de la flamante autopista del acceso Sur coincidió con la etapa en la que se pararon las primeras torres "V" (similares a la letra pero ubicadas de manera inversa) motivó una expectativa generalizada sobre una construcción que opacará, por su magnificencia, al Estadio del Bicentenario.
Hasta el gobernador Sergio Uñac, que invitado por DIARIO DE CUYO acudió con el intendente de Pocito, Fabián Aballay, se admiró cuando observó, in situ, el último foso que resta por completar con 200 metros cúbicos de hormigón -el equivalente a 20 camiones- donde se construirán los "capuchones" faltantes sobre los que se montarán las columnas. "Claro, yo les pedía que me mostraran algo, pero ahora entiendo que esto lleva su tiempo. ¡Qué puede saber un abogado sobre temas de construcción!", expresó con una sonrisa.
Roland Papparelli, arquitecto de la Dirección de Arquitectura e inspector de la obra, junto a Omar Turte, ingeniero que es jefe de obra de la UTE de empresas, comentaron que se va cumpliendo con los tiempos fijados. "Usualmente se inicia la obra al revés, de abajo hacia arriba, pero en este caso, por la necesidad de utilizar grúas de gran porte, que levanten hasta 700 toneladas, se decidió iniciarse al revés, porque hace falta que las máquinas se muevan con comodidad", contó Papparelli.
"Para que tengan una idea del tamaño que tiene la fundación se utilizarán unos 3.000 metros cúbicos de hormigón H-30 (NR: el hormigón que se utiliza para la construcción de una vivienda es H-17) que es el equivalente a un barrio de 100 viviendas", graficó Turte.
A quien pasa por la Ruta le llaman la atención las tremendas torres que ya están levantadas. Para quienes poco entienden de construcciones la obra va muy rápido. Y no es así. Se van cumpliendo los plazos acordados y podría decirse que van viento en popa. Claro que nombrar al viento es citar al único problema que deben superar quienes están abocados a la construcción del esqueleto del techado. Cuando las brisas que soplan de manera, casi persistente, en el predio superan los 35 kilómetros horarios hay que suspender algunas actividades porque se pone en peligro la humanidad de los trabajadores. "Como todas las vigas metálicas se trasladan con grúas el viento provoca una oscilación preocupante", añadieron los profesionales.
Se trabaja en jornadas de seis días, de 8 a 18 de lunes a jueves, de 8 a 17 los viernes y de 8 a 13 los sábados, son las que van sumando días hasta cumplir con los 990 días en marzo de 2021.
El personal
100
Son las personas que están trabajando. Pero en algún momento habrá 600, cuando se sumen las tareas para la construcción del espacio interior.
De lujo
El edificio, cubierto, tendrá una superficie de casi 28.000 metros cuadrados con capacidad de 5.800 espectadores. Tendrá acondicionamiento térmico y cumplirá con todas las normas de la Unión Ciclista Internacional.
Monumental
300
mil son las piezas del techado. Los perfiles de hierro y chapa que se están construyendo y ensamblando pesan, aproximadamente, 500 toneladas.
Unidos
La UTE (Unión Transitoria de Empresas) que tienen a su cargo la construcción del velódromo está integrada por a Peterse, Thiele y Cruz con Mapal, Cinter y Jaime. Supervisadas por la Secretaría de Arquitectura.