Ascender bien en el ciclismo es siempre un crédito a favor para probarse la pilcha de candidato en las carreras largas, de varias etapas. El ascenso al Alto del Colorado ha sido, en muchas Vueltas, desde que se subió por primera vez en 2004, el que entronizó al nuevo ganador.

Con el cambio, acontecido hace dos ediciones (antes era la penúltima etapa y desde la edición 2013 se disputa en el medio de la carrera) las cosas cambiaron, porque quienes pierden en el ascenso tienen chances de recuperar en las etapas que restan.

No descubrimos nada si entre los favoritos a ganar la subida nombramos a Juan Pablo Dotti, Daniel Zamora y Luciano Montivero. Claro que a ellos hay que agregarles otros hombres que sin ser tan eximios escaladores, apoyados por sus equipos pueden pasar bien lo que se considera ‘media montaña‘, tal es el caso de Ricardo Escuela y Laureano Rosas, ambos protagonistas principales de esta Vuelta, que el año pasado compartieron el tercer lugar a 43 segundos de Zamora, quien llegó primero y fue escoltado por el brasileño Joao Gaspar.

Algo es claro, Mardan y la Agrupación Virgen de Fátima deberán ‘romper‘ la carrera lo antes posible, porque si dejan que, tanto el SEP como la Municipalidad de Pocito, lleguen a los últimos cinco kilómetros con dos o tres hombres, las posibilidades de descontarle a Rosas y Escuela serán menores.

Lo que también es importante destacar es que los dos conjuntos de los hombres que van primeros no pueden dormirse porque un corte que se consolide puede poner en riesgo las chances de sus líderes.

Todos han trabajado para esta etapa, resta saber qué pasará al devorar kilómetros. Se necesitan condiciones y suerte. ‘Patas y fortuna‘, dicen los corredores.