San Lorenzo quedó anoche todavía más complicado de lo que estaba en la Copa porque perdió 1-0 ante Libertad de Paraguay, en el Nuevo Gasómetro, por la antepenúltima fecha del Grupo 8.

El gol lo hizo en contra Gastón Aguirre, a los 5 minutos del segundo tiempo, al intentar despejar un buscapié que envió el colombiano Vladimir Marín, de gran actuación.

Marín generó la maniobra decisiva y otras muy valiosas por lo precisa que es su zurda, pero también causó la escena más dramática de la noche ya que se desvaneció en el minuto 27 del segundo período y por esa conmoción fue trasladado hacia los vestuarios en ambulancia y con máscara de oxígeno. Afortunadamente en ese recinto se recuperó.

En el primer tiempo la posesión de la pelota le correspondió por lo general a San Lorenzo, pero le costó pasar la mitad de la cancha, no porque haya carecido de vocación ofensiva, sino porque Libertad con presión en la zona central cortó quirúrgicamente el circuito futbolístico.

El equipo de Javier Torrente impidió que los volantes azulgranas pensaran y les complicó fundamentalmente el juego hacia adelante.

El conjunto guaraní aprovechó inclusive los errores de San Lorenzo y lo complicó con réplicas punzantes porque Marín y Juan Samudio superaron a los zagueros locales tanto en el juego aéreo como al ras y porque los volantes Luis Ramírez y Sergio Aquino se sumaron con oportunismo como apoyo en cada situación propicia.

Los dos conjuntos pudieron anotar en ese episodio inicial, pero Libertad estuvo mucho más cerca de la victoria parcial, la que no se concretó por el espléndido rendimiento del correntino Hilario Navarro.

La segunda etapa tuvo al principio un recorrido parecido a la anterior, pero todo se agravó para los Santos porque fallaron en una salida, Ramírez habilitó a Marín y su zurdazo exigente forzó el autogol de Aguirre.

San Lorenzo pudo haber empatado porque se fue al ataque con corazón, pero también fue víctima de sus urgencias.

San Lorenzo se fue reprobado y hasta hubo insultos para Russo. En cambio, a Libertad la Copa le sonríe.