"Era mi sueño desde chico. Soy un jugador que mete en todas las pelotas como si fuera la última, tal cual le gusta al hincha de Boca". Gary Alexis Medel Soto tenía su primer día en el planeta xeneize en agosto del 2009 pero ya comenzaba a meterse al público en el bolsillo. Acompañado por Carlos Bianchi, quien por entonces era el manager y pedido expresamente por Alfio Basile, tiró semejante descripción en el día que firmó su contrato por un año con el club. Ayer, con los dos goles ante River y más allá de la expulsión cerca del final por pegarle una patada a Almeyda, fue uno de los grandes protagonistas. Se ganó la ovación de todo el público y pide a gritos la compra de la mitad de su pase (valuado en dos millones de dólares) cuando el 30 de junio los dirigentes deban definir su futuro.
El primer alarido en la Bombonera llegó tras un centro perfecto de Riquelme al que Medel la desvió con la punta del pie derecho. El segundo, tras un zapatazo en al borde del área para dejar otra vez fuera de la foto a Daniel Vega. Mantuvo su posición de volante derecho por decisión de Alves, más allá que Ibarra estaba descartado y habitualmente el chileno de 22 años ocupó esa ubicación.
Para ratificar su fuerte carácter, que lo llevaron a ser apodado en su anterior club, la Universidad Católica, el "Pitbull Medel", se peleó en el complemento con el capitán de River ayer en la cancha, Marcelo Gallardo. Esta vez no hubo arañazos, pero sí empujones y tocadas de cara.
Medel es un tipo duro, más allá de su 1,71 metros de altura. En este Clausura y ante Vélez anotó el gol del empate en el recordado 4-4, justo tres días después del terremoto en su país donde murieron cientos de personas. E incluso se rumoreó en un principio que su hermana era una de las víctimas. A pedido suyo esa mañana del miércoles, llegó y jugó. Tuvo uno de sus mejores actuaciones. Así es Gary Medel, quien está claro tiene el ADN que tanto busca el hincha de Boca en sus jugadores.

