Croacia y Nigeria salieron a la cancha sabiendo qué había pasado con Argentina. El empate de los albicelestes ante Islandia no significaba un hecho menor, era para ambas selecciones, prejuzgadas a jugar por el segundo escalón clasificatorio, un aliciente en función del futuro del grupo.
Apoyado en la categoría de sus "doble cinco’, compuesto por la dinámica de Rakitic por la derecha y el manejo de Modric, del centro a la izquierda, Croacia fue maniatando las escasas ideas de un Nigeria de buen control de pelota pero con una carencia de ideas más grande que el desierto del Sahara que ocupa gran parte de la geografía de su país, porque su figura, Mikel, no encontró profundidad en el último pase y sus compañeros se engolosinaron en un toqueteo intrascendente.
El espectáculo sobre el césped del estadio de Kaliningrado fue interesante. Ambos compartían el dominio de la pelota hasta que a los 33 minutos luego de un centro y un doble cabezazo croata en el área de los africanos la pelota rebotó en Etebo y se abrió el marcador.
"Siempre es bueno empezar ganando. Estuvimos lúcidos y pegamos en los momentos justos’.
Luca Modric – Selección de Croacia
Lo que vino después fue más de lo mismo. Los europeos basados en la jerarquía de sus dos consagrados volantes tuvieron las mejores opciones y los nigerianos seguían con su fútbol pulcro, de buen manejo, pero inofensivo.
Cuando todo parecía indicar que el 1-0 sería el resultado final, una inocente y tremenda falta en el área de Ekong sobre Mandzukic, a quien le hizo un tackle alto, de esos que en el rugby se sancionan hasta con la expulsión, permitió que Luka Modric sentenciara el choque. Las súper águilas volaron muy bajito y los croatas, con dos pedradas las bajaron al piso del Grupo.