Al final, fue euforia mezclada con desahogo. El miedo de un país futbolero de tener que ver el Mundial del año que viene en Sudáfrica sin la presencia de la selección argentina finalmente no llegó a convertirse en una realidad.

Argentina consiguió la ansiada cuarta plaza de clasificación directa al torneo deportivo más importante del planeta luego de derrotar por 1 a 0 a Uruguay de visitante, en el partido que Argentina tenía que aprovechar sí o sí para no seguir estirando una angustia que realmente se había hecho gigante.

Los fantasmas de repetir una eliminación como ocurrió por única vez para el mundial de 1970, desaparecieron. El gol de ayer no fue milagroso como el que consiguió ‘San Palermo’ el sábado contra Perú. Sí fue cerca del final, cuando el recién ingresado Bolatti aprovechó una pelota en el corazón del área para asegurar la clasificación. A esa altura ya Chile le estaba ganando por el mismo marcador a Ecuador y el boleto al continente negro se terminaba de abrochar.

Esta película, con varios pasajes de terror, tuvo un final feliz. La primera imagen de Diego Maradona y Carlos Bilardo saltando en el medio de la cancha del estadio Centenario de Uruguay transmitía sobre todo la sensación de alivio, luego de 90 minutos que se hicieron eternos.

Los jugadores rodearon al cuerpo técnico y los saltos de alegría terminaron siendo el reflejo de un momentáneo lapso de paz. Apenas un instante. Porque luego vinieron las explosivas y ofensivas declaraciones en la conferencia de prensa de Diego Maradona, quien no dudó en lanzar exabruptos a quienes considera que no apoyan su gestión. Fue la clara señal que a pesar de la clasificación, las aguas divididas por su gestión seguirán hasta el último de sus días.

Maradona no dudó en pasar facturas luego que la selección consiguiera el primer triunfo en estas Eliminatorias jugando de visitante desde que la dirige. Mejor dicho, la primera vez que no pierde, tras tres salidas anteriores en las que siempre se quedó con las manos vacías y puñales de distinto tamaño en el corazón. El más grande, el 6-1 en Bolivia será tan recordado en el futuro como el primer triunfo en la historia de la celeste y blanca en tierras uruguayas por Eliminatorias conseguido ayer.

No hubo un acto heroico en el partido. Sí, mucho orden en todas las líneas. Messi sigue sin aparecer, aunque la esperanza que explote en su esplendor con esta camiseta quedó guardada para el Mundial. El que sí estuvo a la altura de la exigencia fue nada menos que Juan Sebastián verón, quien tomó la batuta para que el juego vaya al ritmo que le convenía a la selección y no se terminara lamentando todavía más la pelea entre Riquelme y el técnico.

Con la clasificación asegurada comienza otro capítulo. Uno totalmente nuevo pero que lo mismo tendrá cosas del que se acaba de terminar. Es difícil creer que el abrazo con lágrimas de Maradona y Bilardo haya sido espontáneo (sí los insultos), porque Diego le estuvo dando duro y parejo por debajo de la mesa a Carlos luego de la derrota ante Paraguay. Habrá que ver si se afianza realmente la relación o solamente son amigos adelante de las cámaras. A partir de ahora vendrá un proceso que concluirá con el propio mundial. Ahí Maradona tendrá a todo el plantel el tiempo necesario para desarrollar su idea. Ahí, Maradona volverá a poner en juego su corona, la misma que logró no perder ayer. Terminó la pesadilla, el Mundial dirá si despertó Argentina.