17 días hubo que esperar para saber qué pensaba. Cuán mal le cayó esa eliminación ante el Liverpool rozando el papelón histórico. Lionel Messi rompió el silencio ayer y lo hizo de una manera frontal: como un líder. "Te puede pasar un año, pero no dos. Todos deseábamos estar en esa final. Lo que pasó es imprevisible. Lo peor y que no podemos perdonar es que no competimos. Nos dejamos pasar por arriba", aseveró la Pulga con una dosis de autocrítica que aún se le espera en su visión de lo que ocurrió hace ya casi un año con la selección Argentina en el Mundial 2018. Es más, hasta tuvo tiempo de hablar en la conferencia previa a la final de hoy de la Copa del Rey ante Valencia (16 horas por DirecTV), de lo que significó perder la final del Mundial hace cinco años y quedar afuera de la Champions ante el Liverpool por el penoso 4-0. "Perder una final del Mundial, que es uno de los partidos más importante de todos, es una decepción grande. Pero otra cosa es ir ganando 3-0 y que te lo den vuelta. Son cosas totalmente diferentes pero ambos son golpes muy grandes. Este es un poquito más exagerado porque ya tenés un resultado a favor y que te lo den vuelta no lo esperas", reflexionó el rosarino.
Messi ratificó su liderazgo ayer cuando encabezó la conferencia de prensa junto a otro histórico del club como Gerard Piqué, quien prefirió no hacer declaraciones tan drásticas. La Pulga es consciente que su reinado en el club culé va a más allá de cualquier tropezón, por más fuerte resulte como ante el club inglés. Pero también tiene claro que alguien como él no puede aceptar eso tranquilamente. Al menos, ese diagnóstico ya lo hizo y fue muy claro. Con el tema selección, por ahora, continúa su silencio. Quizá lo rompa más pronto de lo esperado.