Un papelón. Con todas las letras y para tratar de olvidarlo rápidamente. Es que el sueño de Unión terminó convertido en pesadilla al quedar inconcluso el partido que perdía 3-0 ante Quilmes por los 16vos. de final de la Copa Argentina. Después de un primer tiempo que empezó a derrumbarse apenas a los 4’ para el Azul, se sucedieron varios episodios nefastos que terminaron llevando a ese inconcluso final, donde la violencia, las escenas despreciables de incidentes entre hinchas y policía, terminaron poniéndole el rótulo de un auténtico papelón en San Juan. Hubo un partido marcado por la polémica y por los movimientos erráticos del juez del partido, Andrés Merlos. Es cierto que Unión ya había empezado perdiéndolo muy temprano cuando a los 4’, Cauteruccio terminó en gol una estupenda jugada por la derecha que armaron Quilez y Díaz. Ya estaba abajo Unión y tenía que replantear todo. Ese modelo con un solo punta tenía que desdoblarse y lo intentó el equipo de Cabello pero no le alcanzaría para inquietar a Quilmes porque a los 19’ llegó la expulsión de Ariel Sánchez por simulación -según el juez- tras una infracción que sí existió pero en la línea del área. Era foul, pero afuera, aunque Merlos vio simulación en el Bichín y lo expulsó ya que tenía amarilla anterior por una infracción a Quilez. Ese fue el principio del fin. Ahí, Unión se descontroló y Quilmes le hizo sentir la diferencia de categoría, acelerando a fondo y poniendo a través de Cauteruccio el 2-0. Partido prácticamente terminado y una crecida de polémica cuando empezaron fallos discutibles de Merlos que nadie perdonó en el Bicentenario. Pero faltaba el tercer golpe de nocaut para Unión y sobre los 36’ se lo dio Facundo Diz sentenciando la eliminatoria y metiéndose en octavos de final. Con el cierre de este primer tiempo, el descanso sólo sería una invitación al escándalo. Los hinchas de Unión rompieron el alambrado del sector Norte, intentaron meterse en el campo de juego y se cruzaron primero con la policía y luego con los bomberos en una lucha estéril que llevó a lo que nadie quería: la suspensión. El jefe del operativo no le garantizó la seguridad al árbitro y Merlos optó por la suspensión. Unión masticó impotencia y mucha rabia con sus fallos pero ya estaba abajo en el marcador.

Estar 0-3 con un hombre menos y contra un rival de primera división se hacía muy duro. Pero para nada hacía falta el papelón con el que el Bicentenario despidió al último sanjuanino en la Copa Argentina.