Pueblo Viejo sitiado. Cortes policiales en todas las adyacencias del ‘Hilario Sánchez Rodríguez’ para dejar desierto el estadio y decir que definitivamente sería a puertas cerradas. Desde temprano, muchos simpatizantes de San Martín merodearon la cancha pero conforme se fue acercando el horario de inicio del juego contra Arsenal, el silencio fue copando el escenario y poco a poco le dio paso a los sonidos del silencio. Cosas, detalles, elementos que pasan desapercibidos cuando hay tribunas llenas y pasión a flor de piel. Desde el mismo precalentamiento de los dos planteles, hasta las indicaciones de los técnicos y la jugosa charla del árbitro Lunati con los jugadores, fue un show singular. Para verlo y contarlo.
Con el estadio vacío, cada pique, cada pelotazo de los jugadores se hizo notorio para todos cuando la pelota golpeaba los carteles de publicidad. Un ejemplo que nadie reparó en percibir antes. Luego, cuando se acercó el pitazo inicial, el ruido de los ventiladores que inflan las mangas se hizo sentir. Llego el momento de los saludos y los privilegiados que estuvieron en la cancha pudieron oír jugosos diálogos entre Sava y Alfaro, entre los mismos jugadores. Al momento del juego, las indicaciones de Gustavo Alfaro fueron claritas y llenas de educación. Nunca un insulto, nunca un reproche del técnico de Arsenal.
En el fragor del juego, se hicieron oír algunos cruces dialécticos entre los jugadores y Pablo Lunati. La charla de Mauro Bogado con el juez fue imperdible cuando se moría el primer tiempo y se tuvo que repetir un tiro libre para San Martín. Solamente la soledad reinante en el Pueblo Viejo permitió este particular privilegio. En el complemento, con San Martín jugado a muerte salieron a la luz otros dialoguitos especiales. Primero de arenga, luego de resignación. Incluso se pudo escuchar la opinión de los dirigentes de Arsenal que estaban en los palcos y hasta bromearon con lo sencillo que fue el partido. Hasta se pudo oír el ronroneo del grupo electrógeno para la luz artificial. Llegó el final y el silencio volvió a permitir privilegios que no siempre se dan en este mundo profesionalizado del fútbol. Los sonidos del silencio que coparon el Pueblo Viejo. Algo inesperado pero singular para pintar el mundo del fútbol.

