Segunda fecha jugada y dos triunfos en su haber. El puntaje es ideal y da para ilusionarse. Sobre todo si se tiene en cuenta que su conductor Enrique Hrabina no es ningún improvisado y que en la previa a cada encuentro analiza hasta el más mínimo detalle del rival de turno. Quizá todavía le falta un poco más de juego, de elaboración. Pero el resto, como el orden, la idea futbolística, la coordinación y la unión de grupo están latentes.
Hace ocho días, cuando debutó en Concepción ante Platense, ya desde hacía varias semanas de antelación Hrabina venía jugando con el sistema anti Calamar: 4-3-1-2. Estaba claro que era de local y que las limitaciones del equipo marrón daban para poner todo de mitad para adelante. ¿El resultado? Ganó 2-1. Con un inicio interesante y con juego asociado como bandera. Incluso los goles fueron de los dos puntas de esa tarde como Tonelotto y Cuevas, donde estaba la mayor incógnita.
El sábado tuvo su primer periplo fuera de San Juan, con todo lo que ello significa y el resultado le volvió a sonreír. A Belgrano lo venció con otro estilo, sistema y sin arriesgar. Fue un 4-4-1-1. Totalmente diferente al del debut. Incluso al Ruso no le tembló el pulso y lo sacó del once inicial a Cuevas, quien había sido figura ante Platense. La apuesta fue esperar, aguantar y salir con velocidad para la contra. Idea que el entrenador ya había adelantado apenas inició la semana. ¿El resultado? Ganó 3-1. Jugando con la cabeza fría, esperando su momento y con una eficacia enorme porque llegó en un trío de veces y siempre facturó. Que ayudó también el pobre rendimiento de Belgrano contribuyó. No obstante no se salió de su idea futbolística y no cambió en ningún momento "el orden del día" establecido.
También en ambos partidos tuvo otro denominador común. Siempre empezó como protagonista y terminó como extra. Porque arrancó de mayor a menor, marcando ya sea la diferencia o demostrando lo que pretende. Dando el primer paso y no dejando que el rival le gane de mano. Pero los segundos tiempos fueron cuando el equipo se resintió. Cuando mermó su juego, pero lo contrarrestó con que es el momento donde liquida los partidos. Lo hizo Tonelotto en el debut, y lo ratificaron Belforte y Penco en Córdoba.
Está claro que Hrabina no deja detalle librado al azar y recién habrá que esperar a una derrota verdinegra para saber si el equipo se reciente o sabe asimilarlo y levantarse. Por lo pronto el equipo marcha sobre ruedas, sin fisuras y con un futuro que ilusiona.
Ahora se viene Boca Unidos (domingo 16,30), el ascendido, y seguro que Hrabina ya tiene el antídoto contra los correntinos, lo que permite, aunque sea en el inicio de temporada, augurar un futuro ideal, porque el crédito está abierto.

