Se los vió conversar muy animados en el podio. El saludo final, al cruzar la línea de meta, fue el ejemplo más claro de que los dos hombres que se disputan mano a mano la Vuelta vieron la oportunidad de sacarse de encima al resto de los rivales y en los tres últimos kilómetros tiraron juntos. Solo Melivillo les mantuvo el ritmo unos metros para sucumbir en el final.
Ambos compartieron el conformismo sobre el desarrollo y resultado que tuvo la etapa. ‘El equipo trabajó muy bien, no permitimos que se hiciera ningún corte y conseguimos lo que queríamos que era disputar la etapa ampliando la ventaja sobre el resto‘, comentó Laureano Rosas, mientras se cambiaba el calzado y se quejaba porque no previó incluir en su bolso un pantalón largo.
‘Creo que se hizo una tarea notable, los muchachos de mi equipo dejaron la vida para que no se escapara nadie y yo pudiera definir la etapa‘, contaba Ricardo Escuela mientras se sacaba fotos con todos los que se lo solicitaran.
‘Vimos que el resto de los rivales empezaba a sentir el esfuerzo y decidimos con Ricardo trabajar en los últimos metros, los más difíciles, para sacarles más ventaja. Por eso el saludo del final, como corresponde a dos deportistas que están disputando lealmente una carrera‘, dijo Rosas antes de irse al podio.
‘Desde que empezó esta Vuelta me plantee las cosas día a día. Uno no puede planificar a largo plazo porque no sabe qué puede pasar en el medio. Por fortuna hasta acá todo va saliendo como lo pensamos‘, explicó Escuela luego de regalar el ramo de flores a un familiar.
Quedan cuatro esfuerzos, con una contrarreloj en el medio. Algo que destacan los dos, cuando la pregunta hacía referencia a su favoritismo para quedarse con la general. ‘Resta bastante y todo puede pasar en un segundo, vamos despacio. El día a día, hasta acá, me resultó‘, dijo el sanjuanino. ‘Con Escuela sacamos una distancia importante pero no decisiva. Los otros equipos tienen buenos corredores y no se darán por vencidos, nos atacarán y harán trabaja‘, cerró el bonaerense.

