Por Fabio Cavaliere
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@FabioMCavaliere
DIARIO DE CUYO
Si hay que elegir un centro neurálgico donde se vive la fiebre mundialista, ese es sin dudas la Plaza Roja. Ahí en pleno centro de Moscú es dónde pululan todas las hinchadas y se aprecia el crisol de culturas y nacionalidades. Entre ellos, los argentinos que tienen fe para seguir con vida en la Copa del Mundo Rusia 2018. Aún quedan varios grupo de albicelestes en Moscú que ayer estaban en las últimas horas para partir rumbo a San Petersburgo, la sede donde hoy Argentina se juega el pasaje a los octavos de final ante Nigeria, a esta altura ya un clásico mundialista para la selección. Entre ellos se encontraban Nacho, Fran y Juancho, un trío de estudiantes de intercambio en París que consiguieron entradas y no dudaron en escaparse de los libros, en la universidad francesa, para llegar aquí. A ellos se unieron Sebastián y Manuel, otros dos bonaerenses recién llegados desde San Isidro para vivir este partido clave para el equipo nacional. Los veinteañeros coinciden en que si se logra la clasificación a octavos, desde ahí es otro cantar: "Somos Argentina, si pasamos, a Francia le ganamos también", opina Fran. Mientras que Manuel va en la misa sintonía: "Se tocó fondo y por eso ahora no queda otra más que la levantada".
La conversación con los chicos transcurre interrumpida a cada momento por los fans de otros países que quieren fotos con ellos y ¡hasta firman camisetas!. "Te ven la 10 de Messi y cualquiera te frena para sacarse fotos", relata Juancho después de fotografiarse con una joven rusa. Más aún, contaron la situación que más los sorprendió: los hinchas rusos se saben a la perfección las canciones de Argentina ¡en castellano! Esto sí que es noticia, en un país donde no es habitual encontrar alguien que hable inglés se recitan cánticos futboleros tal cuál lo hacen las hinchadas argentinas.
Volviendo al fútbol en si, todos coinciden en que el capitán de la Selección lucha solo y tiene mucha presión. Igual de unánime son las críticas contra el técnico Jorge Sampaoli, "nunca se lo vio una línea de juego", dice uno de los chicos. Del mismo modo, hay concordancia en los cambios para la alineación inicial: el arquero Franco Armani y el extremo Cristián Pavón.
Mientras el sol se disipa sobre Moscú, los argentinos se van despidiendo para emprender el viaje de 600 kilómetros hacia la otra sede importante que tiene "Rusia 2018′. La mayoría lo hace en tren, mientras otros alquilaron combis para viajar en grupo. El peregrinaje es con la seguridad de que hoy no se termina el mundial para Argentina y aún queda más que ver de Messi y compañía.