No le importó el fuerte viento Sur. Tampoco la tierra. Menos aún la poca luz por momentos. San Martín se mentalizó anoche en ganarle a Unión de Santa Fe y lo logró. Fue 3-1. Con total autoridad. Con sus convicciones. Y también con sus necesidades de protagonismo. Y festejó doble. Porque volvió a la victoria después de tres fechas. Y porque se adueñó otra vez de la punta en la Primera B Nacional, aunque hoy, de ganar Instituto de Córdoba, tenga que compartirla.

El de anoche no fue un partido dechado de virtudes del Verdinegro. Simplemente floreó su practicidad y eficacia en los momentos precisos. Arrancó ganando, se afirmó con otro gol y, cuando estaba para el tercero, le descontaron. Después, en el complemento, volvió a meter un puñal en las esperanzas visitantes y cerró el choque hasta floreándose con un toqueteo que hizo que el reloj pasara de manera inexorable.

Y claro, todo eso lo entendió su gente. Que, sin llenar la tribuna de las 8.000 almas (mucho tuvieron que ver las pésimas condiciones climáticas), cantó y revoleó sus remeras, volviendo a encender el canto de guerra del ascenso a Primera.

Indudablemente lo más importante de este San Martín del Flaco Franco es mantenerse fiel a sus convicciones. Esas de toque, rotación y elegancia a la hora de atacar. Por eso es que, ante ese viento molesto y con tierra que invadió Concepción desde el inicio, no jugó un gran primer tiempo. Fue efectivo, eso sí, pero no pudo hilvanar lo que sabe. Porque le molestaron las ráfagas del Sur. En cambio, en el complemento, cuando hizo sólo un gol (pudo sumar tres o cuatro más), con el viento en contra, su toque se hizo más productivo y terminó por aniquilar a su rival.

El partido largó parejo, pero, cuando la tierra molestaba en los ojos de todos, a los 17′, Scatolaro le metió un gran pase al vacío a Poggi. El chiquito llegó a la línea de fondo y tiró el centro. La pelota dio en el brazo de Pérez y el árbitro Beligoy, sin dudar, marcó penal. Penco lo cambió por gol, fuerte y casi al medio. Y San Martín se afirmó en lo que estaba haciendo. Sólo cometió un pecado: No tirar más seguido desde lejos, aprovechando el viento.

Después, ya a 3′ del cierre, el tiempo y la inteligencia por encontrar el camino le dio una segunda alegría. Messera, que antes ya había probado un par de veces, se puso el guante en su derecha y la clavó en el ángulo del primer palo de Limia. Quedó sólo una mala salida de Pocrjnic que derivó en el penal para Unión convertido por Zárate.

En el complemento, el Verdinegro le puso candado a las esperanzas visitantes. Un centro de Barreiro lo terminó empujando Penco al fondo. 3-1. Lo que quedó, mucho por cierto, dejó innumerables chances del local para aumentar y una expulsión en Unión que lo dejó condenado.

San Martín ganó de nuevo y está en la punta. Por el Pueblo Viejo es lo que más importa. Eso sí, ni el viento paró sus convicciones.