Una postal de festejo, alegría y lágrimas causadas por esa sensación llamada emoción, fue la que copó Pocito ayer al mediodía. Y no es para menos, Atenas llegó a la provincia y fue recibido por miles de hinchas que acudieron a darle la bienvenida a esos guerreros pocitanos que sacaron pecho el domingo en Tinogasta y consiguieron el ascenso al Argentino B en el que participará por primera vez en sus 90 años de vida.
Actitud, garra, sacrificio, humildad. Son solo adjetivos que sirven para calificar al incansable Mirasol que no se dio por vencido nunca y que en el peor de los momentos apeló a su propio corazón para seguir alimentando ese sueño de lograr algo tan importante. Es que sus fundadores, allá por el 14 de junio de 1922, seguramente soñaron con que en algún momento el club de la Rinconada atravesara por el momento que está pasando en la actualidad.
Ese ascenso tan soñado parecía inalcanzable para muchos, pero para ellos -los principales protagonistas- siempre fue una meta que se podía lograr y así con esa convicción lo consiguieron. Es que Atenas, un equipo en el que reina la humildad, estuvo marcado por el sacrificio de principio a fin y tuvo que sobreponerse a problemas que se le presentaron en los últimos encuentros, justamente en los más importantes. Por eso, ayer entre lágrimas, jugadores, dirigentes, cuerpo técnico e hinchas, resaltaban en cada declaración que daban una palabra que describe a este Atenas: familia. Y sí, porque dicen que para los grandes logros lo primordial es la unión como grupo, y si esa clave falla, pocas veces se lograrán los objetivos.
La voz a punto de quebrarse del arquero, Sebastián Domínguez, al momento de referirse al reciente fallecimiento de su madre, emocionó a todos. Es que la mamá del cuidapalos murió el martes pasado y eso no impidió que el ‘Flaco’ igual estuviera bajo los tres palos. “Sentí como una fuerza interna porque mi vieja quería que yo ascendiera con Atenas, por eso decidí estar”, contó emocionado el uno.
Esa unión como grupo también la resaltó Wilfredo Bronvale, un emblema de la institución quien se cortó los ligamentos cruzados de su rodilla en el partido ante Estrella Roja de Chilecito, que le abrió paso que el Mirasol se cruzara con Villa Obrera en la anterior fase. ‘Por fin vamos a tener un sueldo digno’ repitió sin vergüenza una y otra vez el ‘Willy’ a cuanto micrófono se le acercaba. Para él y para sus compañeros el sacrificio está por encima de todos, como es una costumbre en los clubes amateurs donde ‘jugar por la camiseta’ es la ley primera y lejos están de los sueldos altísimos que ostentan en los clubes profesionales. En Atenas los jugadores no viven del fútbol sino de sus trabajos particulares, la mayoría lo hace en la cosecha, algo que abunda en esa zona. Su técnico Pallaroni varias veces: “Se nos complica entrenar porque los muchachos laburan. Llegan un poquito mas tarde a veces porque pasan directo del trabajo para el club y entones me avisan con un mensajito de texto”, reveló el DT. En el fútbol local muchos clubes le pagan a sus jugadores por partido ganado, sin tener una remuneración fija cada mes.
Pallaroni fue otra pieza fundamental para la unión del grupo. El DT llegó hace un año con la misión de lograr la permanencia en la Primera local, algo que logró con creces ya que ubicó al equipo tercero en la tabla general y le dio paso para que llegara este Torneo del Interior que tuvo resultados exitosos siempre teniendo a la unión como bandera.

