Son de esas tardes que no sale una. Esos partidos, cuando la pelota no quiere entrar. Amén de eso, ayer se vio otro Unión. Un Unión sin fútbol, demasiado relajado, propio de estar ya clasificado. Con la cabeza puesta en la segunda fase, pensando en su futuro rival (Trinidad). Eso jugó un papel importante en la mentalidad de Unión. Aún así las ganas, el sacrificio de ir siempre para delante, la actitud de no bajar los brazos estuvo cerca de darle la victoria, pero fue empate nomás, el primero del torneo en Rawson, sin goles, ante San Martín y estiró el invicto de local a 52 partidos. El destino le cruzó otra vez al rival de siempre, Trinidad, el primer juego el miércoles a las 14.30 en el Barrio Atlético.
De entrada San Martín avisó, cuando Javier Paratore entró al área, enfrentó a Biasotti, que el arquero achicó bien y el disparo salió apenas afuera. Un aviso, Unión estaba estático, relajado como dormido. Abusó del pelotazo cruzado de Miguel González para Acevedo o Laciar. No jugaba bien el Azul y San Martín esperó agazapado y bien ordenado, con un Panella, muy sólido.
Pero Unión de la mano de Acevedo tuvo varias situaciones para quebrar el cero. Primero un cabezazo del delantero y luego un frentazo del Waly González, que Batistela desvió al córner. El Chacarero defendía bien, pero tenía problemas en las alturas, justamente por esa vía Galván metió un cabezazo en el palo. Crecía la ilusión, pero Unión no convencía futbolísticamente, le faltaba confianza, la ausencia de Guerra comenzaba a sentirse.
En el segundo tiempo las ganas de Unión, el coraje, la visión para jugar rápido de Fullana y las proyecciones explosivas de Monassa le cambiaron un poco la cara al equipo al Azul, que de a poco lo fue metiendo en un arco al Chacarero con pelotazos. La entrada de Ceballos y Estrada también le aportaron fútbol y creación, éste último se cargó el equipo al hombro, lo que hacía falta, que alguien tomara esa responsabilidad. De ahí creció un poco Unión y San Martín esperó de contra con Paratore, que siempre complicó al igual que Juarez, quien la picó sobre Biasotti, que respondió gigante sacando el balón por encima del travesaño. El partido estaba dado con centros, así Unión tuvo la más clara con un cabezazo del Waly González, que Batistela desvió. Al instante Acevedo metió otro frentazo de pique al suelo, pero Batistela sacó una pelota que parecía imposible.
Sobre el final San Martín estuvo a punta de silenciar a todo Rawson, cuando Biasotti salió jugando con el pie, dejó en el camino a dos jugadores visitante con una gambeta incluida. Unión siguió buscando por todos lados, pero no fue la mejor tarde del Azul, que no jugó bien, pero esa ya no importa, ahora el futuro es Trinidad.

