Seguro no se le tiene que haber pasado por la cabeza, pero España sufrió mucho más de la cuenta para lograr su clasificación a la final del Mundial. Es que le terminó ganando con un gol de oro, en el alargue, al sorprendente Mozambique por 4-3.
España demoró casi 10’ en romper el aparato defensivo de los africanos. Mozambique respondió siempre. Se defendió muy bien y tuvo en el arquero Alves en la gran figura.
Hasta que a los 8’ el fondo africano se equivocó y Bargalló abrió la cuenta. Lo sorpresivo llegó apenas 15 segundos después, porque Rodrigues le dio forma de gol a un rebote que dio Trabal y empató. Pero ahí nomás Gil marcó el segundo de España.
El complemento empezó con la misma tónica. España dominando pero irresoluto cuando debía definir. Hasta que a los 6’ el partido ganó sorpresivamente en emoción. Es que salió un contragolpe para Mozambique en el que Saraiva falló su primer tiro ante Trabal, pero mandó al fondo el rebote. Tras cartón, el propio Saraiva tuvo el tercero en un libre directo pero no pudo.
El ida y vuelta se hizo permanente. La gente se levantó ante cada ataque africano. Pero España, aún nervioso, volvió a pasar al frente por Bargalló.
Ahí estuvo el secreto. En las individualidades. Ahí es donde ganó España, porque el tan mentado juego asociado que profesa desnudó muchas limitaciones.
El éxtasis llegó faltando 3’. Pinto probó de lejos y, con Trabal tapado, la bocha se fue al fondo para el 3-3. Increíble. Ya en el alargue, el gol de oro llegó del sitck de Bargalló, cuando no, que sacudió el arco africano para la clasificación.

