Los escenarios cambiaron para que el asombro sea el mismo. El público volvió a dejarse llevar por la fascinación que despertaban esos hombres arriba de las motos haciendo maniobras que desafiaban a la ley de gravedad.

La fecha 3 del Mundial de enduro encontró otra vez una gran recepción en suelo sanjuanino en sus tres pruebas, como fue su debut histórico el año pasado.

Como en 2012, el extreme test volvió a ser el imán principal para la gente. La gente viajaba de un circuito a otro, aunque más de 2.000 personas llegó a concentrar en un momento el circuito junto al paredón del dique de Ullum que tiene las pendientes más pronunciadas.

Dos toboganes naturales que al espectador ingenuo le dejaba la boca abierta al ver como podían llegar a la cima o descolgarse hasta el final y no irse de bruces en el intento. Igual, alguien siempre caía en el intento pero nunca sucedió un accidente de consideración.

Testigos que no salían del asombro al ver como los pilotos más famosos podían dominar con tanta ‘facilidad’ semejantes desafíos. Meo, Cervantes, Salminen, Knight, Nambotin demostraban las razones de tanto prestigio.

Los aplausos de admiración se transformaban en gritos de apoyo para los pilotos más terrenales. Las felicitaciones para los que se levantaban después de una caída. El aliento para los que terminaban otra prueba, sabiendo que ya quedaba poco.

Y vale como ejemplo a los sanjuaninos, que iban en el último lote de los pilotos en competencia, con cuerpos extenuados reflejados en sus rostros, pero con las fuerzas suficientes para levantar el brazo en señal de agradecimiento por esas voces que buscaban un impulso extra.

Así, cuando pasaron por cuarta y última vez por el Extreme Test, se llevaron consigo a varios espectadores para el último tránsito por el Cross Test, en el predio de ASER, antes del embarcadero. El circuito que combina saltos y curvas cerradas era otro imán para fanáticos del deporte y aficionados a la fotografía.

El primer y último desafío estaba en el Enduro Test, cuyo circuito se emplazaba junto al camping ‘El Pinar’. Piedras, velocidad, cruces de arroyos eran la particularidad de este trazado. Aquí también era donde los pilotos podían hacer algún retoque mecánico o cargaban combustible. Como el predio lo habilitaba, también fue el lugar escogido para los que querían comer un asado mientras veían pasar a las motos.

El primer día del GP de Argentina volvió a ser tan exitoso como el año pasado. Nuevos desafíos para los pilotos, un nuevo show para la gente.