1 APUESTA MILLONARIA
Lejos del temor imaginado y de las precauciones lógicas con las que debía afrontar el clásico, River decidió apostar a la presión, al ataque, a defenderse con la pelota. Y lo logró porque en los primeros 25′ de partido fue dueño del balón, manejó mejor los espacios y de paso, generó las opciones de ataque que si bien no tuvieron el peso como para desequilibrar el marcador, justificaron el mejor andar millonario. River era más a partir de esa apuesta porque tenía a Eric Lamela atrevido para pedir la pelota, aunque sin un socio para generar más. Presionaba bien con la dupla de volantes centrales (Almeyda y Avecedo), le quitó espacios a Riquelme, pero el punto flaco de esta decisión de Jota Jota estaba en el ataque donde Pavone y Funes Mori nunca concretaron. La apuesta de River fue audaz. Incluso en la segunda parte cuando ya no quedaban muchas opciones. Eligió ir al golpe por golpe y en este trámite, le faltó la cuota de contundencia necesaria como para cantar victoria. Esa fue su condena.
2 GATILLO FÁCIL
En la otra vereda, Boca apostó a la contundencia y le salió redondito. En los primeros 25′ del clásico, no encontraba el partido, no tenía la pelota, no hacía pie y en defensa desnudaba demasiados problemas. Para su fortuna, River fue livianito en ese tramo del juego y claro, cuando llegó el momento de facturar, no perdonó. En dos minutos, liquidó la historia en dos pelotas detenidas. Primero con la complicidad de Carrizo y luego para ponerle la frutilla del postre a la legendaria despedida de Palermo. Luego, Boca se acomodó mejor desde lo anímico, sustentando el planteo táctico que lo llevaría a pasar el resto del clásico sin apuros y con margen para algunos lujos. Se soltó más Riquelme, Mouche encontró grietas y la defensa ya se paró mejor y controló los tibios y repetidos embates millonarios sin sobresaltos. Boca tuvo en su contundencia el secreto para hacerse dueño del clásico. Boca si supo cómo ganarlo.
3 HISTORIA REPETIDA
A esta altura, los lamentos del mundo River poco importarán. La euforia del planeta Boca será escena dominante del mapa futbolero del país porque la historia se repite, como pasó en las últimas ediciones del superclásico. Porque River apostó a hacer el gasto, a demostrar que La Bombonera no lo achica pero se quedó sin la última página del libro de su receta: la contundencia. Mientras, Boca sacando pecho, se regaló una alegría y salvó un año para el olvido utilizando el manual de cómo ganar un clásico. Pequeña pero no tan sutil diferencia.

