Uno de los pases más sorpresivos del fútbol argentino en este verano fue cuando Colón anuncio al Pulga Rodríguez. Sobre todo, porque Atlético Tucumán dejó salir a su goleador histórico, referente e ídolo de la hinchada. Fuerte.
El delantero, de 34 años, tuvo un debut descomunal con el Sabalero. ¿Qué es eso que se necesita tiempo para acoplarse a nuevos compañeros y nuevo sistema, la habitual excusa en estos casos cuando no se arranca bien?
Parecía que había jugado toda su vida en el Cementerio de los Elefantes. No sólo fue determinante en los goles, con el 1 a 0 en una media vuelta, y con una asistencia tres dedos todo lo lujosa que te podés imaginar en el 2 a 0 de Heredia. También generó la expulsión del arquero Lanzillota al quedar mano a mano (el uno del Bicho cortó con la mano fuera del área y fue correcta roja directa). Hasta tiró un taco y también un tiro en el travesaño ya con arquero improvisado (Sandoval) porque el Bicho había agotado los tres cambios.
El Pulga siente el fútbol de una manera que parece inmune a las presiones, al miedo escénico y al calor (32 grados a las 19.00, cuando empezó el match). Al tipo no le importa nada, vos dale la pelota que encara si hay que hacerlo, descarga si es lo que reclama la jugada y prueba al arco si ve el hueco.