Luchó, casi medio año, contra la adversidad que le produjo un ACV. Luchó, como lo hizo siempre en su vida, pero no pudo superar el trance. En la madrugada de ayer falleció a los 73 años Hugo Rodríguez, un periodista de raza. Un amante del deporte que encontró en la radiodifusión, el medio desde donde aportar su granito de arena para el crecimiento de varias disciplinas que encarnan la pasión de un pueblo.
Fue, junto a Néstor Páez, quien dirigió por casi tres décadas el equipo de deportes de Radio Colón. Hugo nació al periodismo en la emisora privada más antigua del país, a fines de los años 50 y a partir de 1965 asumió, junto a su compañero de ala, la responsabilidad de conducir un grupo de periodistas que marcó una época.
La opinión comprometida más allá del espectáculo deportivo mismo, fue un sello en la vida periodística de Hugo. Esa opinión generaba, muchas veces, polémica. Y de esa confrontación de ideas surgían respuestas a muchos interrogantes que fueron ayudando al crecimiento del deporte en general.
Las transmisiones de los grandes premios de automovilismo por los rincones más recónditos del país; de los partidos de fútbol donde hubiera una camiseta de un club sanjuanino; de los mundiales de hockey sobre patines; de las largas temporadas de ciclismo, uno de los impulsores de la Vuelta a San Juan, con presencia efectiva en grandes vueltas internacionales; de todas las gestas grandes de la radiofonía sanjuanina fueron relatadas -cuando se trataba de boxeo o ciclismo- o comentadas por Hugo Rodríguez.
Fue amigo y hombre de consulta de José María Muñoz, un grande de la radiofonía nacional. Fue consejero y gestor de la mayoría de los periodistas que hoy peinamos canas. Fue un hombre comprometido con su profesión a la que amaba y defendía con uñas y dientes.
Fue, fue… se llenarían páginas escribiendo de las virtudes de Hugo Rodríguez, quien en su última etapa cumplió el sueño de fundar una radio que tuviera su sello. Así nació Radio La Voz, emisora a la que dedicó sus últimos afanes.
En el ambiente del deporte cuando alguien se refería a su persona lo nombraban "El Hugo". Es que su voz amplificada por miles de emisoras fue una integrante más de muchos hogares sanjuaninos.
En la intimidad del grupo que dirigía, le decíamos y lo recordamos, como "El Jefe". Haciéndonos eco de un saludo muy particular suyo: "¿Qué dice Jefe?".
Hoy no decimos nada Hugo. Solamente recordamos y que no le quepa duda que quienes fuimos sus, orgullosos, discípulos, como el deporte mismo, lo extrañaremos siempre.

