Sudáfrica, 20 de junio.- La selección francesa de fútbol vivió hoy una rebelión a dos días de jugarse el pase a octavos de final del Mundial de Sudáfrica: los jugadores se negaron a entrenarse en señal de protesta por la expulsión de Nicolas Anelka, lo cual a su vez motivó la renuncia de un alto dirigente de la federación de ese país.

"Todos los jugadores del equipo quieren, sin excepción, mostrar su oposición con la decisión de la federación de excluir a Nicolas Anelka", expresaron los futbolistas su postura en un comunicado a los medios.

Antes, el técnico Raymond Domenech tuvo que intervenir para que un duro altercado entre el capitán del equipo, Patrice Evra, y el preparador físico, Robert Duverne, no terminase a golpes.

La gran estrella del equipo, Fránck Ribery, encendió más el debate al acusar al supuesto "traidor" que reveló a los medios los insultos de Anelka a Domenech ("hijo de puta") durante el partido contra México que dieron inicio al escándalo y que provocaron al expulsión de Anelka el sábado.

"Los futbolistas dirán por qué han tomado esa decisión", comentó la medida de fuerza del equipo el director de la delegación, Jean- Louis Valentin. Incluso el presidente galo, Nicolas Sarkozy, se pronunció respecto al escándalo. "Es inaceptable", dijo desde Rusia, donde realiza una visita de Estado.

Valentin anunció hoy que dimite ante el escándalo que vive Francia. "En serio, dejo Sudáfrica y regreso a París", dijo a los periodistas en el cuartel general, en Knysna.

Y agregó: "Estoy indignado y harto. Dejo mi trabajo. Lo que pasa aquí es un escándalo para la federación, para el equipo francés y para todo el país. No quieren entrenar, es inaceptable".

Ribéry había dado antes una muestra del caldeado ánimo en el vestuario del campeón del mundo de 1998, que está al borde del adiós en la primera fase del Mundial.

"Un traidor contó varias cosas. Estaremos aliviados sólo cuando sepamos quién fue", dijo el volante del Bayern Múnich a la televisión de su país desde Sudáfrica.

El capitán de los "bleus", Patrice Evra, había acusado el sábado ya a uno de sus compañeros de "traidor" por haber narrado lo ocurrido en el vestuario en el descanso del partido que Francia perdió por 2-0 contra México en el Mundial.

Ribéry contó además que vio con "lágrimas en los ojos" cómo Anelka abandonaba la concentración francesa en Knysna. "Está muy afectado, porque quiere a la selección nacional", aseguró el volante.

"Justo ahora, cuando tenemos todavía un partido importante frente a Sudáfrica, todos nos atacan", dijo Ribery en su primera entrevista desde el comienzo del torneo, pedida por él mismo.

Aunque evitó cuestionar la autoridad de Domenech, Ribéry defendió con vehemencia la posición de Anelka. "A mí también me ha pasado que el entrenador me haya sacado de quicio. Pero las cosas que pasan en el vestuario se tienen que quedar en el vestuario", concluyó.