Los ídolos son jugadores especiales. Y el Burrito es uno de ellos. Por eso no extraña que en su cuarto regreso haya encendido otra vez los corazones riverplatenses, bastante decaídos en los últimos tiempos. Por eso, antenoche, en los lejanos pagos de Canadá, la actuación de Ariel Ortega provocó que nuevamente las esperanzas renazcan en River, que de la mano del jujeño pretende cambiar en este segundo semestre del año los malos momentos vividos en los últimos tiempos.
Es cierto que el equipo de Pipo Gorosito no tuvo un rival complicado en el Everton inglés, pero algunos movimientos de Ortega, además de su golazo, generan ilusión.
Mucha de esta ilusión que comenzó a generar el jujeño tiene que ver con el mal momento de River, porque una hora de juego le alcanzó a Ortega para empezar a ponerse un traje de salvador, que todavía no está claro si le queda bien porque eso lo dirá el tiempo.
El jujeño se dio cuatro gustos en ese capítulo inicial, ya que reapareció con la banda roja cruzándole el pecho, utilizó la camiseta número 10, lució el brazalete de capitán y puso una joyita para el 1-0 que finalmente resultó decisivo. Después, el jujeño tuvo cosas de su juego. Algunos quiebres de cintura, enganches y ganó algunas veces en velocidad.
Los canadienses quedaron maravillados con Ortega, lo compararon con Diego Maradona, pero todavía le falta al jujeño para estar en su mejor forma porque aguantó sólo una hora.
Además, el juego de Ortega seguramente se potenciará con Gallardo en cancha, quien entiende como pocos al Burrito.
En el lado negativo, El Ogro Fabbiani está lejos del nivel que alguna vez insinuó cuando llegó a River. Ese mal momento de Fabbiani está provocando que la dirigencia esté pensando en reforzarse con otro centrodelantero.
